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El director británico Mike Leigh cosechó aplausos este jueves en Cannes con el estreno de 'Mr Turner', una película sobre el "pintor de la luz" inglés precursor de los impresionistas, encarnado por Timothy Spall.
Una esmerada reconstrucción de época del siglo XIX traslada el espectador al principio de la era victoriana, cuyos aspectos más sombríos sirven como elemento de contraste con la sublimación por el arte del famoso pintor.
"Turner fue un gran artista, uno de los más grandes de todos los tiempos, y un pintor revolucionario", dijo a la prensa Mike Leigh, director de 'Secretos y mentiras', que le valió una Palma de Oro en Cannes y lo consagró en 1996 como uno de los mejores cineastas ingleses.
Leigh construye la película ambientada en el estuario del Támesis en torno a los contrastes de la personalidad de J.M.W. Turner (1775-1851), un ser de aspecto tosco, pero dotado "de un gran corazón y un gran genio".
"El genio no siempre viene en los mejores envoltorios", ironizó Timothy Spall, al explicar su trabajo de composición para encarnar a un artista devorado por su propia obra.
Turner frecuenta la aristocracia y los burdeles, usa a la gobernanta para satisfacer sus necesidades inmediatas, y termina instalándose en una pensión familiar al lado del mar, cuya propietaria (Marion Bailey) se convierte en su compañera por el resto de sus días.
Maestro a la hora de fijar la luz de los paisajes marinos en la tela, Turner se expresa a menudo en la vida cotidiana mediante un gruñido casi animal.
"Tiene un millón de cosas que decir, pero le sale ese gruñido", explica Spall, que se hizo famoso encarnando al personaje de Peter Pettigrew de las películas de Harry Potter y a quien fue primer ministro británico Winston Churchill en 'El discurso del rey'.
La película muestra los últimos 25 años de la vida de Turner, consagrado como artista y adulado por colegas, pero también objeto de burlas y críticas, incluyendo las de los propios reyes Victoria y Alberto.
Al mismo tiempo, la obra de Turner sirve a Leigh como justificación para elevar un himno a la luz ?la esencia del cine? captada en todos sus matices por la cámara de Dick Pope, que trabajó varios años junto al realizador para compenetrarse con el universo del pintor.
"Investigamos la paleta de Turner y después dividimos nuestra propia paleta de colores en función de eso", explicó Pope. Según Timothy Spall, Turner era fundamente "un pintor de lo sublime", y la película aspira a mostrar "la tensión entre la belleza y el horror de la naturaleza, y la futilidad del ser humano en medio de todo eso".
A juzgar por la salva de aplausos cosechada en Cannes, donde compite por la Palma de Oro, la meta fue alcanzada, aunque algunos deploraron la extensión de la cinta: dos horas y 29 minutos. Un primer mensaje de David Ketchum, de la revista Variety, en la red social Twitter saludó una película "impecablemente armada, con perfección cinematográfica absoluta".