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Mucho ruido y pocas nueces. ¿Qué dejó el debate?

04/04/2016 16:30 0 Comentarios Lectura: ( palabras)

Mucho ruido y pocas nueces. ¿Qué dejó el debate?

Erick Yonatan Flores Serrano

Coordinador General del Instituto Amagi - Huánuco

"Para los hombres sensatos, las palabras son céntimos de cuenta; para los tontos, oro". Thomas Hobbes

El día de ayer, domingo 03 de abril, se realizó el esperado debate presidencial. A seis días de las elecciones, los diez candidatos en carrera tuvieron la oportunidad para exponer sus propuestas a todos los peruanos que pudieron seguir la transmisión. Por más de dos horas de palabreo, a veces fino y seguro, a veces ramplón y vacío, los aspirantes al sillón de Pizarro se despacharon con (en teoría) lo mejor de sus planes de gobierno. A continuación, presento algunas ideas que -quizás sí, quizás no- podrían sumar algunos elementos para el diez de abril. Antes de pasar a analizar lo poco que dejó el debate en términos de contenido, más no en términos políticos. Es necesario decir que el formato que el JNE estableció para el debate, dejó mucho que desear. A título personal, creo que no sirvió para que los candidatos puedan contar con las herramientas metodológicas necesarias para plantear mejor sus propuestas. Los tiempos fueron escuetos y no dejaban espacio para abordar la problemática en forma integral y la selección de las duplas debió seguir un criterio mucho más inteligente y acorde a las expectativas pertinentes. Pero bueno, esta es una observación superficial y sólo enfocada a la forma; ahora vamos al fondo del asunto.

El debate comenzó, fuera del protocolo y la presentación, cuando las duplas comenzaron su participación. Alejandro Toledo y Verónika Mendoza, iniciaron esta parte y, valgan verdades, no hay mucho por decir. Los titubeos de Toledo frente a la notoria improvisación de Mendoza, no dejan mucho margen para el análisis, ideas generales y bastante nebulosas, acompañadas entusiasmo pero con un marcado déficit de contenido. Lo único rescatable de este "enfrentamiento" fue la pregunta que Toledo le hizo a la candidata del Frente Amplio, ese incómodo momento donde, interrumpido por la franja electoral, el expresidente le preguntaba de dónde sacaría el dinero para cumplir todo lo que promete (que no es poco, por cierto); pregunta que Verónika no respondió, revelando la clara ausencia de argumentos de su parte. Sobre ambos, nada más que decir, en igualdad de condiciones y sin mucho criterio para articular ideas, la única diferencia radica en que Verónika es mujer y habla ligeramente mejor que Toledo, nada más.

La segunda dupla en participar fue la de Pedro Pablo Kuczynski y Ántero Flores-Araoz, un intercambio que mostró una gran diferencia entre ambos participantes. Por un lado, un nebuloso Ántero se dedicaba a exponer, en forma general y bien-intencionada, algunas ideas medianamente interesantes pero sin contenido específico que pueda permitir una observación juiciosa sobre lo que trata de exponer, mucho esfuerzo para tratar de aclarar su postura sobre la familia y la vida. Por otro lado, un pausado y seguro Pedro Pablo, concentró sus esfuerzos en ofrecer algo distinto, ante la mediocre tradición de hablar de generalidades sin mucho contenido, PPK ofreció mucho más que simples ideas, casi todo lo que dijo resulta interesante porque también considera las formas en que llevaría a cabo tales propuestas de llegar a ganar este proceso. Respetuoso de los tiempos y con buena capacidad de síntesis, el candidato que está segundo según la mayoría de las encuestas, tuvo una participación aceptable, sólo el detalle del papel pudiera presentarse adverso, alguien de su estatura política no tendría que haber salido a leer. En fin, Ántero, podría decirse, pasó desapercibido por lo poco que dijo sobre sus propuestas y lo poco confrontacional que resultó.

Luego de terminado el "debate" entre PPK y Ántero, llegaba el momento más esperado por buena parte de la gente. Había llegado la hora de que el expresidente del Perú, Alan García, se parara delante del siempre polémico (por no usar alguna palabra soez) Fernando Olivera, más conocido como "Popy". Como no podía ser de otra forma, Olivera comenzó su participación con todo lo que ya le conocemos. Hablando desde el hígado sólo se concentró en destilar toda la bilis acumulada durante años, cosa que gran parte de peruanos podría tener también cuando se trata de hablar de la figura de Alan García. Ante el alud de ataques, Alan, calmado y muy inteligente, hizo caso omiso a la matonería de Olivera y se dedicó a lanzar sus propuestas, propuestas con alto presupuesto demagógico pero al menos García cumplió el rol y uno de sus objetivos en este "debate". La indiferencia, siempre, es mucho más lapidaria que el odio mejor cultivado. Y eso fue lo que pasó, Alan quedó como una víctima ante un desencajado Olivera que, al no encontrar su resultado esperado, quedó como un patán y un mal educado.

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Luego de la entretenida pelea de callejón que Olivera trató de ofrecer, tocaba el turno de Alfredo Barnechea y de Gregorio Santos. Dos personajes que, a título personal, encuentro demasiado desagradables. El primero por el aire virreinal que siempre destila, una actitud pedante y aburrida, oírlo es como ver secar una pintura. El otro, por razones obvias, a quién puede caerle bien un delincuente sale de su mazmorra para gritar sus arengas. El contenido fue pobre, Barnechea, fuera del tufillo altanero que tiene, estuvo muy bien comparado al pobrísimo nivel del preso. Incluso Barnechea, quizás no en forma intencional, lanzó una pregunta que podría haberle sumado algunos puntos al tristemente célebre "Goyo", pero cuando no hay capacidad, no hay capacidad. Barnechea le pregunta por las diferencias que el preso tiene con Verónika, y este no tiene mejor idea que decir estupidez y media y seguir sus mediocres arengas en contra de la constitución. Eso le hace un gran favor a Verónika porque le permite mostrar una imagen tolerante (pese a que nada tiene de ello) al lado de un loro malcriado y falto de clases de oratoria. Al final, Barnechea tuvo una participación aceptable pero eso, valgan verdades, le suma 2 votos él pero 3 votos a Mendoza. Triste pero real.

Y para cerrar la participación de las duplas, Keiko Fujimori y Miguel Hilario, dos personajes ubicados en los extremos de las preferencias. Keiko consolidada en el primer lugar e Hilario sin aparecer todavía en las encuestas. Al igual que la dupla que abrió el debate, no hay demasiado por analizar. En lo estrictamente formal, Keiko mostró solvencia y experiencia política, todo lo contrario a un flotante Miguel Hilario que, propio de su inexperiencia en la política, hizo gala de su falta de seguridad y tino para transmitir las propuestas a los televidentes. En este sentido es que creo que el criterio del aparejamiento me pareció un error, demasiada diferencia entre ambos y, en honor a la verdad, lo único que logró el candidato, fue que la gente lo conociera; fuera de esto, no sé si Keiko pueda obtener algunos votos más a raíz de esta confrontación, quizás sólo terminar de convencer a sus votantes.

De esta forma terminaron los cruces, con demagogia y poco contenido, sin mucha luz y con improperios por todos lados. Para terminar con el evento, se les brindó la oportunidad a todos para que puedan finalizar su presentación con un mensaje final. En este punto, sólo me ocuparé de comentar -en forma general- la participación de los cinco candidatos que encabezan las preferencias, la irrelevancia de los otros no me motiva a dedicarles más líneas que las que ya les consagré.

Como ya había dicho, la tradición en estos "debates" nos muestra la poca claridad con que los candidatos se dirigen hacia el público, nadie dice nada concreto y, en esta misma línea, dos fueron las sorpresas (por llamarlo de algún modo) que surgieron en esta parte final. Por un lado Keiko Fujimori, ofreciendo un compromiso que pretende deslindar con la herencia negativa de su padre y ratificar lo que hoy parece incierto en la mente de los indecisos (falso, en la de sus enemigos), su vocación democrática y respetuosa del Estado de derecho. Y por otro lado, Pedro Pablo Kuczynski que, rompiendo con esa nefasta costumbre de hablar mucho y decir poco, concentró sus energías en tratar de transmitir un mensaje dotado de contenido y procesos que, a juicio personal, terminó de cuajar bien en el televidente. Ahora bien, para nadie será sorpresa que Alan siga teniendo esa capacidad de encantar serpientes, un talento cultivado desde joven hoy lo deja como un excelente orador, lástima que dedique ese talento para ofrecer el oro y el moro a la gente que, lastimosamente, podría creerle y hasta votar por él. De la misma forma en que el verbo florido de García no es novedad, tampoco lo es la mediocridad inherente a Verónika Mendoza y todo lo que ella representa; como dicen mis amistades cercanas, Verónika podría ser para el Perú, lo que Villarán fue para Lima, eso bastaría para olvidarnos de la señora y dejar de oír las ridiculeces que promete, más derechos para más personas, sin decir de dónde sacará el dinero para semejante gasto. Tanta, o más, demagogia que existe en el programa de García, lo encontramos en Mendoza. Y para terminar, tenemos a Alfredo Barnechea, quien ante la opacidad de sus intervenciones, no tiene mejor idea que seguir usando el nombre de Belaunde, sin comprender que, para muchos, no fue el paraíso terrenal que él trata de vender. Sin demasiadas novedades en su discurso, sólo atina a refugiarse en la sombra de un gobierno casi olvidado. Les puede gustar a sus votantes, al resto, lo dudo mucho.

Personalmente no espero mucho de este proceso, como de nada que tenga que ver con la política, en realidad. Sólo espero que, a la hora de votar, las personas tengan en cuenta dos cosas: 1) todos los candidatos son malos y 2) del grupo de malos, están los peores. Si se trata de elegir el camino hacia el infierno, por favor, elijan el camino más largo. El debate sólo fue, tal cual como reza la frase que inicia este artículo, un despilfarro de palabras. Respondamos con sinceridad, ¿somos sensatos o somos tontos?


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