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Fuente: Tradición y Acción por un Perú mayor
La revolución feminista surgió en el siglo pasado proclamando la "liberación de la mujer". Una "liberación" que significaba despojarse de todas las características propias de su sexo, para igualarse lo más posible al varón en todo: trabajo, vestimenta, deportes (ahora tenemos hasta "emancipadas" boxeadoras; ¡qué tal progreso!...), etc.
¿En qué terminó esa obsesión igualitaria? En lo que terminan todas las situaciones donde la naturaleza es violentada: chassez le naturel, il revient au galop (expulsad lo que es natural, él vuelve galopando), dice el proverbio francés. En este siglo XXI el sueño feminista se desvanece, y la identidad femenina va retomando su lugar insustituible, como lo muestra este artículo de nuestro colaborador Luis Dufaur.
RETORNO DE COSTUMBRES TRADICIONALES REANIMA LA VIDA DEL HOGAR
Autor: Luis Dufaur
¿Cómo abrillantar la platería con bicarbonato de sodio, preparar un inolvidable milhojas o tejer una bufanda única?
Esos temas vuelven de forma palpitante entre las mujeres del III Milenio en Francia, amantes de las tiendas de griffes (ropa de marcas famosas), profesionales graduadas en universidades.
Ilustración del suplemento "Le Figaro Madame": "El triunfo de la ama de casa"
- Es mejor que ir al shopping, ¿ no?
- ¡Sí!
- ¡Sí!
En la mesa: torta, bocaditos y jugo hechos en casa.
Convertidas en las "nuevas hadas del hogar" ellas constituyen, dice un artículo de Le Figaro Madame, "una especie en vías de aparición" y están desplazando a las working girls, que en los años 80 y 90 se hubieran muerto de vergüenza de manifestar cualquier interés por el ambiente doméstico.
Toda una generación femenina, joven y exitosa, se delicia con las artes domésticas. Los productos con aire vintage o de otra época, hacen furor en el país que llegó a ser la cuna de Mayo del 68.
La tendencia vino de los Estados Unidos, donde el movimiento de las retro wives (esposas "retro") está floreciente. El fenómeno fue ampliamente analizado con preocupación por el periódico The New York Times, habitual púlpito mediático del feminismo más de vanguardia.
Numerosos blogs norteamericanos (The Glamourous Housewife, The Vintage Wife...) asumen con un dejo de provocación esa sed de perfección doméstica, en la cocina y en el vestuario.
Viejas feministas y obtusos sociólogos de universidad se rompen la cabeza para entender qué está pasando. Ellos son, dice el artículo, "los ingenuos que aún creen en la liberación de la mujer por el microondas" e innovaciones análogas. Y ahora todo su esquema se les voltea de patas arriba.
El retorno triunfal de lo home-made (hecho en casa) comenzó de hecho por la cocina. Se volvió de buen tono en los años 2000 preparar todo en casa y con las propias manos, desde las pastas hasta los postres, para mantener la categoría del ama de casa moderna. Un verdadero colmo, para los sorprendidos por la tendencia...
La Internet, dice malhumorada la articulista de Le Figaro Madame, se ha llenado de una legión de "cocineras petulantes" como Keda Black, Julie Andrieu, Trish Deseine e Alix Lacloche, que, según reconoce, vinieron a dar un toque de juventud a la imagen tradicional de la mamma pendiente del horno.
La folie pâtissière ("locura repostera") es la coronación del fenómeno: por más que el tener "las manos en la harina es lo que hay de más tradi (tradicionalista)" , ahora se puede asistir a cursos tipo "milhojas paso a paso" sin el menor temor de parecer una alienada. Delante de la banalización de la cena moderna, nació el deseo de pasar a un nivel superior.
Y las nuevas reinas del hogar, dice la revista, dieron el golpe final con el "interés por el tejido a mano y por la costura, otros dos pilares de la sabiduría casera".
La autora, hostil a esta tendencia, menciona el sitio We Are Knitters ("Nosotras somos tejedoras"), "con sus secretos para aprender a tricotar y confeccionar bufandas o piezas sublimes con agujas de madera de ley y lanas peruanas snob (ciertamente se refiere a la alpaca), es un ejemplo brillante".
Otras jóvenes blogueras invitan a remendar y reformar vestidos, carteras o bijutería, y hasta a "fabricar la piñata del cumpleaños de Lili", por el puro placer de faire maison ("hacerlo en casa").
Para las viejas feministas, se trata de una vil sumisión, pero según un sondeo del Salon Créations & Savoir-Faire del último mes de noviembre, 89 % de las mujeres francesas consideran que hacer uso de las propias manos sirve para "descargar las tendencias negativas".
La periodista Valérie de Saint Pierre, autora del reportaje, se declara totalmente contra la nueva tendencia. No obstante, concluye confesando melancólicamente: "Pero yo, sin duda, me he quedado fuera de moda".