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Autor: Fabrizio Tejada A.
Frase insulsa que tiene pegada en la lengua el señor presidente. Ante la llamada "reelección conyugal", la compra de material bélico o de un avión presidencial "más grande" como había declarado sin vergüenza alguna la canciller Rivas, el presidente sale con su gran locuacidad y dominio del idioma a decir "no está en agenda". Pero la población sigue sin saber qué es lo que está en la agenda, o más importante aún, si hay una agenda. Que revise sus cifras de aprobación si le cabe alguna duda.
El Presidente Humala ha demostrado ser el presidente con el gobierno más errático en los últimos 40 años. Su pasado antes de entrar en la política para las campañas presidenciales en el 2006 es un autoinsulto a la población que lo ha elegido: familia de ideología política totalitaria, un levantamiento armado en Locumba y la extraña llamada desde el velero Karisma al cuartel de la ciudad tacneña.
La "agenda" de este gobierno ha sido la siguiente: nos llenamos la boca con términos como "inclusión social", aumentamos la recaudación con métodos muy dudosos (más poderes a la SUNAT), aumentamos el gasto, mantenemos los impuestos y cambiamos de gabinete cada 6 meses (aunque, siendo sinceros, eso ha sido así desde Alejandro Toledo). Pero realmente el gobierno de Humala no se ha propuesto metas u objetivos claros. Hay una clara diferencia con el gobierno de García, donde el objetivo era mantener un crecimiento de 6% del PBI anual y al 2012 estar entre los 25 primeros países en el ranking Doing Business, según declaraciones del ex ministro de economía Luis Carranza.
Su papel en el conflicto social sobre el proyecto minero Conga fue más errático aún: al principio planteó la dicotomía agua u oro, eligiendo agua. Luego, durante su presidencia, dijo "agua y oro". Eso habla sobre que se mueve al lugar dónde más le convenga, sin tener en consideración que él ya no es un candidato a un puesto público y representante de su voto "duro" que fue el 30% del electorado en la primera vuelta. Es, a partir del 28 de julio del 2011, representante de 30 millones de personas. Luego de contratar un peritaje internacional sobre la viabilidad ambiental del proyecto, y éste dando la respuesta que todos sabíamos, es decir, que el proyecto no causaría un impacto considerable en el medio ambiente de la zona circundante, no acató el mismo estudio que su gobierno contrató, dejándose llevar por presiones de las ONG y las encuestas.
Es una vergüenza, además, que nuestro representante ante la comunidad internacional no haya tomado siquiera cursos de oratoria o dialéctica. Sus pésimos discursos en cumbres y ante la Asamblea General de la ONU son una prueba más de que no está preparado para la responsabilidad que tiene. La banda presidencial le ha quedado muy grande (y no solo porque su antecesor era más alto que él).
Los nacionalistas, última versión del estatismo político, han demostrado ser totalmente ineficaces para solucionar nuestro atraso. Revisando los rankings de competitividad, desarrollo y de libertad económica, en los últimos 3 años no hemos avanzado, más bien hubo un marginal decrecimiento. Un país con el 25% de su población en situación de pobreza, con el 30% sin cobertura médica no puede darse esos lujos. Nuestros gobernantes deben ser los primeros interesados en la creación de riqueza, más que en la distribución de ésta, como si realmente la última fuera el problema. Los pobres no producen riqueza porque existen barreras de entrada al mercado. Si no encuentran empleo no pueden autoemplearse por los requisitos burocráticos para abrir un negocio, lo que concentra el poder en las empresas ya establecidas y le resta poder de negociación a los trabajadores. Si encuentran empleo éste es peor pago que el de sus colegas en los países desarrollados porque todavía nuestras tasas de ahorro son bajas y, por lo tanto, el capital invertido per cápita también lo es. Si este gobierno quiere vestir la armadura del progreso, debe enfocarse en la producción sin coerción ni medidas que favorezcan a los grandes empresarios. "El libre mercado no beneficia a los empresarios de hoy, sino a los emprendedores del mañana", como decía Mises.