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Un silencio reina en la comarca ante el poder de las fuerzas que gobiernan el planeta, olvidándose del pueblo
Fuente Literaria/ Relatos de Ciencia- Ficción/ N° 47
A Mélida, solía tomarla de las manos y llevarlas hacia mi corazón, ya los gallos cantaban y la pata con sus crías hacían su tránsito para el estanque para hundir sus picos y ver hacia atrás por sus crías. Veía un tarro mediano de leche natural de vaca y un tazón de gofio para despertar cada día con regocijo y correr tras las vaquillas y sentada en un taburete me vigilaba para no ir tras travesuras, mamá compartía estos momentos y, llegaron Eliecer y Eneida. Mi hermano estaba bajo mi responsabilidad y nos íbamos a los potreros a retozar y correr con las vacas y sus becerros. Después de la cerca principal había ocho ciruelos, eso era recoger y recoger hasta llegar a la otra casa para escuchar los cuentos y anécdotas de Nevi. Por cierto, tengo su sofacama acá en casa, porque las poltronas las vendió mi hermana. Thais decidió llevársela a papá José a su casa y luego al hogar de mi hermana, llevó dos tapizadas, una de mi esposa y la otra de Eneida con un señor residente en un pueblo llamado San Diego.
A las afueras había un árbol semiseco, en las noches nos sentábamos allí para que llegase la bruja en forma de búho y nos contará sus historias. Ese era el momento de comer ciruelas y llegar hasta las nueve, que llegaban Pineda y papá que trabajaban en las petroleras. Algunas veces pasaban hasta quince días en la mitad del Lago de Maracaibo, perforando pozos.
La finca, tenia el único pozo de agua que le repartía el liquido al pueblo y claro, tenía su horario. Hoy, el fondo de la finca es el hospital de Ciudad Ojeda. Allí estuve siete años, casi mi niñez, luego viajábamos de La Fría al mismo lugar, ya papá había sido contratado por una compañía de energía eléctrica, bajaba todos los días al Chama a pescar en las orillas, pequeños bagres y lambes piedras que preparaba para consumirlos con plátanos verdes asados y un tarro de leche.
Nelly, era muy especial con mi hermana menor y la última vez que le vi fue en casa de mis padres en Guayabal, impresionaba por su altura y decisión de asumir responsabilidades y solucionarlos.
Tomaba una lata de leche y en la tarde abría la puerta que daba al estanque y colocaba a Eliécer en una silla plástica y tomaba un patito de los grandes para que se aquietase, no le tenia miedo al agua fría y allí iba ese tarron de lata de agua cayendo sobre su cuerpo, papá se apego mucho a él, igual que mamá, todo era él, le recuerdo en esas ochos fotos grandes de estudio donde aparece sonriente, dándole una bienvenida a mi vida, supo comportarse con mi esposa, siempre se mostro cordial con ella, compartiendo todos los ágapes en su residencia. Me causo gran dolor cuando se fueron a EE.UU. Ya no los vería más, otra cultura y costumbres. Un país confederado que era sinónimo de oscurantismo y muerte, por las turbulencias que habían ocasionado en la burbuja asiática y el Medio Oriente, los chinos no son amigos de nadie, son silenciosos y su venganza fuerte.
Solo queda el silencio y una gran frialdad.
He tenido disgustos con mi familia, nunca me oyeron, prefirieron otras voces que desconocían mi verdad, ser escritor no es fácil, se nos considera fantasiosos, pero, tuve la mejor maestra de leyendas y mitos, mi tía Mélida de Ferrer, cada vaquilla tenía su nombre y al llamarla llegaba hasta la puerta de atrás, había en la vieja casa un alto muro, donde se disertaba de política de noche. Allí llegaban, en esa puerta veía irse a Mélida y al rato llegaba con un gran tarro lleno de leche y yo apretaba las vertientes de sus vestidos para que supiera que yo estaba allí, al tiempo no era solo, estaba mi hermanito, aquel niño que iba a buscar cada mediodía en la escuela estatal Guzmán Blanco. Luego de llegar del liceo, todo estaba cerca, papá José siempre estuvo
El aire, siempre me trae el olor a mar, en el bus siempre permanecía en silencio y me crie en el malecón, entre la finca de tía Mélida y orillas del mar. He caminado entonces entre trancas y barrancas y pasos, donde era difícil mantener el equilibrio para llegar a casa de mis primos en San Esteban, pueblo. Eran caminos de burros, ovejas, cabras, perros como de escollos, piedras, agujeros y barro. Hasta que fui tomado por una gran águila que me llevó al poblado Aigia, donde se levanta el Castillo del Cerro Azul y tomé el nombre de Quazil. Es un lugar donde escucho voces antiguas, de mis ancestros y donde mi espíritu vuela para asumir la figura de guerrero espacial y tener la disciplina de viajar por horas a otras constelaciones. Mi alimento base es de peces y convivo entre pescadores en una galaxia alejada del dictador de mi planeta Tierra. A lo lejos una cabaña para descansar, pero, estoy entre cuevas y la niña caza fantasmas, porque el oscurantismo y la idiotez nos abraza. Algunas veces el mar esta embravecido y los pescadores se aventuran mar adentro, un mar embravecido por la llegada de las mujeres brujas con sus lanzas para secuestrarnos y llevarnos como sus esclavos.
Otras veces son noches de sirenas. Bajan a la orilla de la playa para intercambiar los objetos del mar. Y nadie osa burlarse de ellas. Intercambian crustáceos por alimentos y pieles que utilizan en invierno para esconderse entre los bosques y unirse con los escogidos y parir en el mar, luego de su gestación, tienen branquias en sus cuellos y son curvilíneas, su pelo largo y entrelazado, la hacen ver hermosas y acogedoras. Sus habilidades asombran a los pescadores en cuanto a coger venados con sus lanzas, se transforman en sirenas y cazadoras, en verano habitan la tierra y en invierno el mar. Llegan cuando el oleaje es fuerte y la tierra se mueve fuertemente. En su cintura resalta el cuchillo ovejero, la cual su peineta es afilada en las rocas costeras.
Una noche, llegó una bruja al árbol seco cerca de la finca de tía Mélida, me encontraba con una niña conversando de infantiladas y residía en una gran casa frente a la vieja casa de láminas. Extendió su escobillón y llamo a un gran búho que sus garras me tomaron y soltó en una cabaña abandonada llena de pescadores y cervezas, al amanecer me montaron en una curiara hasta Bobures y, allí entre las aguas del lago me entregaron a una grande águila que elevo su vuelo hacia el infinito.
Es un duro viaje, pase por túneles oscuros, verdaderos laberintos de almas que gritaban desesperadamente y esperaban juicios. Estoy, años luz de mi planeta originario, al igual que muchos que emigraron por las pestes y la hambruna.
Es como estar ausente, duermo solo sin compañía, la tripulación es de seis personas, una niña del Uruguay hace el papel de cazafantasmas es Samhain, una ex compañera de trabajo que se teletransporta y fuga en el tiempo para no dar con ella, un cocinero que toca la puerta para llevarme alimentos preparados por su madre y, la tengo porque es una experta haciendo helados de distintos sabores, cuyo nombre es Leronte, una navegante que sabe manejar mis códigos y guía mis dos naves a lugares altos y cruza los puntos negros del espacio sideral llamada Corocotta, una arquera, siempre a mi lado y cuyas armas son lasser, se hace llamar Ael, por último Salía, una clarividente, cuyos cabellos de oro parecen un rio sagrado por su hermosura y brillantez. Maneja una de las naves y tiene la custodia de las cuatro torres del Castillo, bajo su cuidado están los dragones y la servidumbre.
Estamos ante la incertidumbre y el silencio
Aprovecho mi estadía para buscar lobos y criarlos, tres cazares son magníficos, necesito localizarlos y despegar rápido, esto esta lleno de invasores, aprendieron mucho de mi planeta, gente vaga que poco le gusta trabajar y solo recibir bonos.
El Castillo esta a salvo, la naturaleza nos protege y el mar. El camino romano y de los españoles está a dos pasos, , atraviesa toda la región hasta Onís, nuestro pueblo originario, pero, las brujas, son hijos de perra, no se atreven adentrarse por aquí por los lobos traídos de planetas de otra galaxia, pero, esperan a sus víctimas en los acantilados y se hacen acompañar de manadas de cerdos salvajes para confundirse entre ellos y capturarnos, solo desean esclavizarnos y ser sus parejas para mutar la raza humana en gracia con grandes laboratorios.. Arrasan nuestros campos, matan a los jóvenes y niños y se llevan por igual a las mujeres para amamantar a sus críos. A los que no son tan jóvenes, le cortan una mano y, los obligan a abandonar el lugar, en la mano cortada le colocaban un chip para su control, más una vacuna para llenarle el cuerpo de un virus que a través de ondas magnéticas, estos muchachos ya crecidos se infartan.
En este planeta, Xianus, hemos venido, como dije, de otros poblados, salen huyendo, mi misión es controlar las fronteras del espacio, por lo general son montañeses que residen en cuevas y cada uno tiene una mujer vieja al lado de él o los que llegan con rutina y, es un requisito para bajar a la meseta por alimentos, luego de enseñar un carnet que le permite comprar energía para sus naves y algo de comida.
Para llegar a la meseta, son caminos sinuosos y peligrosos en dirección a las cumbres, cruzándose manadas de cabras salvajes y cerdos, pocas ovejas sin pastor, es bello contemplar las montañas, los labios se me agrietan por el frio y mi piel se cubre de rocío helado, acá no sentimos ni hambre, ni frío, ni sed, ni calor. Deseamos salir de un país mutante, ya se acerca el momento de regresar, la puesta de sol, indica que estoy aquí. . La luz del satélite artificial alumbra hasta las sombras y me veo en el reflejo de las aguas, desde las rocas, se observa la hermosura de las montañas.
Salía, siempre silenciosa ha regresado del mundo de los vivos, reconoce el camino de la cuarta dimensión, es una estudiosa de la física cuántica y el electromagnetismo. Algunas veces huye de su propia realidad.
Aquí, mantenemos la fe que un día no lejano, nuestro planeta sea limpiado del mal y los tribunos actuales sean cambiados.
La bruja, siempre llegaba con un gorro de piel de cola de lobo, y guantes de oso polar para pasar el temporal frío, el águila siempre a la distancia de los búhos.
Una mañana, sin querer extendí mi mirada hacia el enclave militar, confundido entre las sombras nocturnas y, pude pasar la valla, es impresionante los presos políticos del Estado Mayor de este planeta. Tuve que regresar rápido e irme a una taberna a pasar el susto. Aquí, los momentos se hacen interminables, solo espero la orden de salida.
III
Mi familia terrestre esta extraviada, desconozco sus rostros, solo la clarividente me permite modelar sus figuras en el recuerdo mediante retroproyecciones, imágenes vagas de una realidad. Debió pasar por una línea de antorchas antes de llegar a la choza y comprobar que no hay nadie, para despojarme de mi cuerpo y contemplar el universo espiritual. Son goces íntimos que asiento con mi mano en un taburete y fijo mi rostro ante el espejo para hacer visible mi viaje ante los ojos que me acompañan y no desviarme de la ruta, todo es silencio y debo procurar que manos y pies no tiemblen porque, luego debo conciliar el sueño, la caza fantasma me cubre con su manto y como soldado, limpia los arácnidos espirituales que entorpecen mi camino al más allá. Me dejo acompañar de una Biblia y la oración porque no acepto, ni toleró actos perniciosos, solo la luz de Jesús que me acompaña para ordenar mis ideas y comprobar los otros mundos que coexisten con nuestra realidad, porque atrás cohabitan otras verdades que en oportunidades se convierten utopías y, nos pueden engañar. En la tierra, estamos gobernados por un hechicero mayor y un conjunto de tribunos que exhalan de su piel el mal y solo la oración es el único poder para sacarlo de ese reino, pero, tiene que haber unidad en la oración y fuerza en el espíritu.
En Roma, se encuentra el otro destino, y desde esta ciudad se domina los cuatro puntos cardinales del mal en la tierra. No hay que reparar en gastos y no oír los sonidos de los pájaros que en las noches turbulentas alzan sus vuelos, mostrándonos que ellos dominan cada escenario. Es que muchos huyen a la vía láctea buscando una vida mejor y un futuro prometedor y, no estar bajo el yugo del dictador.
Roma, esta protegida por grandes murallas y la Ciudad del Vaticano. Es un simbolismo de la magnificencia del emperador, solo resta los actos primitivos. Octavio Augusto, el pacificador de Hispania fundo una colonia a su nombre, Emérita Augusta. Lucho con coraje por sus dominios, sufrió múltiples vicisitudes, pero, es la gran casa de la bruja con cabeza de serpientes, la Gran Ramera. Dios, hará justicia y hará temblar la tierra bajo fuego consumidor por las falacias de sus gobernantes.
Mi país, Venezuela, es tierra de nadie gobernada por fuerzas extranjeras de los grandes Imperios.