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Lo lamento. He descuidado el blog, lo sé. Pero no piensen mal de mí. No es que me haya olvidado de ustedes (pues los sigo leyendo siempre desde mi Blackberry, sólo que ahí no puedo hacer comentarios), el problema es que estoy sin computador. Tiempo tengo, mas o menos, pues me he organizado bastante bien. Espero este fin de semana cambiar el computador pues mi netbook está al borde de la muerte. No sé si será porque en estos tres años le cambié el sistema operativo varias veces. Del original al Windows ME, luego otra vez al original, luego otra vez al ME, luego a Ubuntu, luego al original y después --el mismo día-- otra vez al ME, después otra vez a Ubuntu y finalmente con el original nuevamente, que es el que uso hasta estos días. Sí, lo uso mucho. Mucho, mucho, mucho. Así que pienso que cumplió su ciclo. It's time to change. Volvamos a los asuntos más... literarios. Leí la novela a principios de Marzo, pero por las anteriores razones no pude sentarme a escribir la reseña. ¿Qué puedo decir de Dickens? La novela sencillamente me encantó. Me emocionó, me entristeció, me alegró y me hizo rabiar; todo a partes iguales. Y es que, digan lo que digan, Charles Dickens es uno de los grandes de la literatura universal. ¿Por qué no había leído nada de él hasta este minuto? Bueno, no sé cómo contestar muy bien a esa pregunta. Me dije a mi mismo, luego de conocer el reto de Carmen, que este año leería a Dickens sí o sí. Y aquí estamos, pues; reseñando la novela que lo catapultó a la fama, y al podio de los narradores británicos.
Poseyendo un marcado componente autobiográfico, esta novela relata las aventuras de un niño que debe desenvolverse en un mundo inhóspito, donde tanto la bondad como la maldad son pan de cada día; pero demuestra también que se tienen principios éticos sólidos, es posible revertir el infortunio y alcanzar mejores condiciones de vida. Una hermosa y sensible historia, cuyos personajes reflejan la problemática social presente en todas las épocas.
Una triste mañana londinense da la bienvenida a Oliver Twist al mundo. Pequeño, indefenso, sólo, Oliver Twist se enfrenta a dificultades que nos mantendrán con el alma colgando en un hilo durante toda la novela. ¡Dejadme ver a mi hijo antes de morir! gritaba la madre de Oliver con voz furiosa, para luego desvanecerse en la cama del hospital muerta, dejando un pequeño huérfano. El niño es enviado a un hogar u hospicio de huérfanos londinense, en donde pasará hambre, frío y tristeza, al igual que todos los pequeños que lo rodean. Su suerte, lejos de mejorar, le tuerce el destino un día en que los niños, hambrientos, le piden a Oliver que interceda por ellos para obtener más comida. Pensando que el pequeño podría transformarse en un alborotador de masas prácticamente lo venden para que se convierta en aprendiz. Es así como, luego de intentos varios, finalmente queda trabajando en una funeraria. Pero al vida no es alegría para nuestro pequeño héroe. Maltratado, humillado, golpeado, Oliver decide huir de la casa en donde se hospedaba e inicia un peregrinaje hacia londres, en busca de una nueva vida; y aquel momento marcará para siempre su suerte y el destino de sus aventuras.
Emotiva. Sí, así puedo definir, inicialmente, esta obra. Pocas veces un libro es capaz de emocionar tanto al lector. Los personajes están maravillosamente descritos, la atmósfera es fría, densa, opresiva; y la trama está sólidamente construida. A través de las páginas nos topamos con una infinidad de sentimientos diversos que harán reflexionar al lector sobre ciertos aspectos de la vida en el Londres de la época. Pensando bien, luego de un tiempo de lectura, el lector comprenderá que muchas de las atrocidades cometidas en los libros no han cambiado. Y eso, amigos, nos emocionará aún más. ¿Y si hay un Oliver Twist en la calle en este momento? ¿Y si un día, caminando, se acerca un niño sigilosamente y me roba el móvil (cosa que se ve en las noticias frecuentemente)? ¿Cómo actuaré yo? ¿Pensaré "oh, este pequeño no tiene la culpa"? O rabiaré pensando en el pequeño mocoso, delincuente, maldito, que me robó el móvil que tanto me había costado. Oliver, pese a tener que actuar como ladrón en muchas ocasiones nunca deja que esto se transforme en su estilo de vida. Con su característica personalidad, su humildad y su decisión, impondrá su personalidad y valores ante todo.
Oliver es un personaje que vale la pena analizar con tranquilidad. Su humildad característica y su personalidad "dócil pero decidida" lo harán avanzar y continuar con su vida. En muchos momentos se vio obligado a convivir con delincuentes, rufianes y otros tipos de personas; mas nunca se influenció y, si era necesario robar, lo hacía sin que esto se convirtiera en un gusto. Precisamente esa es una de las cosas que más llaman la atención de los demás personajes sobre Oliver. Siempre esperanzado, porque su mundo podía mejorar, Oliver intenta prosperar en un mundo decadente.
Los demás personajes no se quedan atrás. La forma que tiene el estilo de Dickens hace que los personajes surjan de manera espontánea y fluida. Como dije antes, todos están determinados psicológicamente de una forma u otra. Es esto lo que más atrae al lector: los personajes son cercanos y simpatizan o irritan al lector inmediatamente. Hay personajes, por ejemplo, que nos sacarán de nuestras casillas; que atormentarán al pobre Oliver, física o psicológicamente; que nos emocionarán muchísimo; o que simplemente nos fascinarán. Hay algunos que nunca llegaremos a entender completamente. En mi caso particular es Nancy quien me pareció más enigmática. Atraída totalmente a Sikes, se niega a abandonarlo. Ella lo ama, o al menos eso parece, de forma incondicional e irrevocable. Pese a tener la oportunidad de escapar del mundo bajo en el que está envuelta, ella sigue siempre fiel a su hombre. Hay un pasaje muy emotivo que comparto con ustedes a continuación. El contexto, una conversación de ella y Rosa. No comento más para no arruinar la lectura del libro. -Señorita -exclamó Nancy, cayendo de rodillas-, es usted un ángel de dulzura, y esta es la primera vez que oigo palabras tan consoladoras. Mas, ¡ay!, ¿por qué no las habré oído algunos años antes? Ellas me hubieran librado del vicio y de la desgracia; ¡ahora ya es tarde! ¡ya es demasiado tarde!
-Nunca es tarde -repuso Rosa-, para el arrepentimiento y la expiación.
-¡Oh!-exclamó la joven, presa de los tormentos de su conciencia-, es demasiado yarde. Ahora ya debo abandonarle, no quiero ser la causa de su muerte.
-¿Cómo causaría usted su muerte?- preguntó Rosa (Nota: se refiere a Sikes)
(...)
-¿Es posible -exclamó Rosa- que por semejante hombre renuncia used a la esperanza de una vida mejor y a la seguridad de verse inmediatamente libre? ¡Eso es una locura!
-Será lo que usted quiera, pero crea que no soy la única. Hay centenares de mujeres tan miserables y tiradas como y. Ahora tengo que irme; no sé si Dios querrá castigarme por el mal que he hecho...pero hay una cosa que me atrae a ese hombre, a pesar de los malos tratos que me hace sufrir; y aunque supiera que iba a matarme, no dejaría de volver a reunirme con él. Impactante, ¿no? Inevitablemente me hizo pensar en la cantidad de mujeres que permanecen junto a maridos o parejas maltratadoras, que las golpean y humillan. Una verdad trágica y terrible, plasmada por Dickens en medio del contexto social del londres de la época.
La forma que tiene Dickens para contar su historia hacen que el lector sienta que él mismo la está contando frente a tí. El realismo de su lenguaje, prolífico, cuidado, y, sin embargo, ameno, hace que las páginas pasen volando y que todo quede grabado en nuestra mente, para siempre. La traducción de la edición está muy bien cuidada, así que el estilo del gran Dickens se palpa en gloria y majestad.
Charles Dickens describe de forma maravillosa. No por nada es uno de los referentes de un gran porcentaje de escritores modernos. Con una facilidad pocas veces igualada nos introduce a la atmósfera de la época, y nos hace sentir que somos parte de este mundo socialmente convulso, humanamente difícil y sombrío, muy sombrío.
No creo que sea necesario hablar de la situación social de Londres en la época. En relación a esto, no obstante, debo señalar que este libro contiene un fuerte mensaje social valórico, principalmente en el personaje de Oliver. En muchas ocasiones me vi buscando información sobre la época en línea, para complementar la lectura. Sí, es crudo, tenso, y es complicado imaginar que esas situaciones realmente fueron vividas por algunas personas; sin embargo es necesario que seamos conscientes de los cambios que han ocurrido en la historia hasta nuestros días; y que determinaron la configuración humana (social, política, cultural) que representamos hoy.
La trama, como ya les contaba, es sólida. Lo que en muchas ocasiones parece ser culpa del azar resulta siempre con una explicación clara y, por sobre todo, plausible. El final no dejará indiferente a nadie, porque realmente le devuelve el aliento al lector y lo deja al borde del llanto. ¡Qué maravilloso es leer libros así!
En resumen, la novela es maravillosa e inolvidable. De relectura obligatoria, Oliver Twist nos enseña que, pese a las circunstancias, a la época, a los compañeros que nos acompañen en nuestras vidas, a lo que nos toque vivir, a lo que no; pese a que debamos sobrevivir en tiempos difíciles y convulsos y sintamos que no hay esperanza, siempre es importante mantener nuestros valores sólidos, y pensar que, si nos esforzamos en ellos, todo es posible, incluso prosperar y ser feliz.
La próxima reseña será sobre De amor y de sombra, la segunda novela de Isabel Allende. Solo les adelanto una cosa: me encantó.