Hay un obstáculo común para el populismo sea de izquierdas o derechas y es la existencia de una derecha programática sea conservadora o liberal que les pueda disputar palmo a palmo los espacios y desnudar sus falencias en el panorama político. En nuestro país el populismo ha ganado la batalla reduciendo la posibilidad de una derecha programática al ámbito de lo improbable.

Tenemos para suerte nuestra un consenso en torno a la defensa de los logros alcanzados a partir de las reformas parciales de los 90´s, aquello quiere decir que hasta el momento existe un cierto sentido común relativo a temas puntuales sin embargo la suerte no es eterna y un esquema defensivo a largo plazo sin capacidad de propuesta es un bosquejo destinado a caer más temprano que tarde. Factores estructurales y mucha capacidad de maniobra nos han librado hasta el momento del Ollanta del polo blanco, pero la buena suerte no es eterna y el descontento continúa ahí.

Un nuevo iluminado más inclinado al voluntarismo y a los deslumbramientos ideológicos que al pragmatismo, un ligero cambio en los indicadores económicos, un diestro manejo publicitario y nos hallaremos con que habremos perdido todo lo avanzando en las últimas décadas, será una nueva ocasión en que nuestro país se vea relegado en el tren de la historia por causa de una clase política decididamente incompetente.

Una derecha acobardada que se resigna con lo alcanzado y que no quiere discutir las reformas necesarias para que el desarrollo llegue a más peruanos, una derecha de closet, esa derecha no va a salir a defender ningún proyecto de país; esa derecha de privilegios, sin programas se va a vender al mejor postor tratando de proteger sus espacios.

Necesitamos no una nueva derecha de aquellas que terminan siendo el mismo discurso con rostros reciclados, estamos obligados por las circunstancias a ser capaces de imaginar y forjar otra derecha, una derecha popular que represente la voz de los pequeños empresarios, de los empleados, del ama de casa, de los estudiantes; de todos aquellos que trabajan por un Perú mejor, una derecha que apueste por un capitalismo popular apostando por una redefinición del rol del Estado pasando de la actual concepción paliativa y clientelar en la lucha contra la pobreza a un Estado que cumpla un rol facilitador para la creación de riqueza.

Otra derecha es lo que necesita el Perú, una corriente política que asuma los estandartes de vida, libertad y propiedad sin perder de vista al ser humano por las meras cifras. Puede que no halle el concurso de los liberales, puede que hasta sea más conservadora en sus afectos, pero defenderá y propondrá iniciativas de desarrollo propios de un esquema liberal en lo que cuenta.

Otra derecha, una que asuma el capitalismo popular como su bandera de lucha, una derecha que integre y se preocupe verdaderamente por problemáticas como la cultura, la ecología los derechos civiles; esa es la derecha que necesitamos y no una derecha cerrada en lo económico ni equipada con buenas intenciones, bonitos discursos, brillantez teórica y cero resultados en la práctica. La cuestión de fondo es que o construimos otra derecha o terminamos de una buena vez de irnos al diablo arrollados por un populismo renacido ¿Podremos lograrlo?

Iván Budinich Castro ivanbudinich@yahoo.com

@ibucas