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El pequeño pueblo de Ussita vive de nuevo la pesadilla del terremoto

27/10/2016 05:10 0 Comentarios Lectura: ( palabras)

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"Esto no termina nunca. Este maldito terremoto no nos deja tranquilos", lamentan los habitantes de Ussita, un pequeño pueblo de la región italiana de Las Marcas, que el miércoles volvió a sentir su enésimo temblor desde finales de agosto.

"El segundo temblor fue más fuerte que el primero, era interminable", cuenta a la AFP Bruno, un septuagenario que pasó la noche en su coche, donde se refugió inmediatamente después del primer terremoto, de magnitud 5, 5.

El primer seísmo que sacudió el centro de Italia tuvo lugar a las 19H20 (17H20 GMT) y el segundo, de magnitud 6, 1 hacia las 21H20.

"Tuve la impresión de que mi automóvil iba a volcarse, es un desastre", añade el anciano.

Ussita, situado a unos 600 metros de altitud, es una de las localidades donde el temblor se sintió con más fuerza.

La carretera sinuosa que lleva del valle al pueblo quedó sembrada de escombros y de rocas caídos de la montaña.

Algunos edificios quedaron dañados, otros se derrumbaron, la fachada de la iglesia se desmoronó, pero felizmente nadie resultó herido.

"El terremoto fue muy fuerte, apocalíptico, la gente gritaba en la calle, no había luz. Nuestro pueblo se terminó", lamenta Marco Rinaldi, el alcalde de Ussita.

Bajo una tienda de campaña levantada en la plaza del pueblo, Marco Rinaldi se prepara para dirigir una reunión de crisis con los responsables de la seguridad civil y los bomberos.

La tierra viene temblando casi sin interrupción desde el terremoto del 24 de agosto, que dejó casi 300 muertos, dicen varios vecinos.

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Varios temblores de diversa magnitud se sintieron durante toda la noche.

Cada vez que la tierra tiembla, la solidaridad se organiza espontáneamente. "Distribuyo cruasanes, bebidas calientes o zumos de frutas a los habitantes", dice a la AFP Linda Cappa, dueña de un restaurante de Ussita.

"Ya estamos un poco acostumbrados. Ese maldito terremoto no nos deja tranquilos", agrega fatalista.

En la entrada principal del pueblo, la Cruz Roja reabrió el miércoles el centro de acogida que había instalado hace dos meses. Ahí, bajo las tiendas de campaña, pasó la noche un centenar de los 300 habitantes del pueblo.

"Es el último lugar donde se sienten más o menos en seguridad, un punto de referencia", explica a la AFP Alessandra Francoino, una voluntaria que precisa que el resto de la población está repartida entre los coches y un camping aledaño.

Otra voluntaria muestra una estructura de madera construida para acoger a los damnificados por el seísmo de 1997.

"Ahí funcionó la escuela hasta su reconstrucción", dice, en compañía de Sergio, un habitante que el miércoles abandonó precipitadamente su vivienda.

"No tengo la menor idea de qué estado voy a encontrar mi casa. Ya veremos esta mañana. Espero que no se haya derrumbado sobre alguien", dice Sergio a la AFP antes de emprender el camino hacia su domicilio.


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Autor:
Redacción Sociedad (16575 noticias)
Fuente:
AFP
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