Determinar el número aconsejable de ingestas diarias no es tarea fácil en modo alguno. A fin de comprender la recomendación que desde Anthropos Project vamos a hacer a este respecto es necesario presentar cuatro ideas previas
¿Cuántas veces deberíamos comer al día?
Determinar el número aconsejable de ingestas diarias no es tarea fácil en modo alguno. A fin de comprender la recomendación que desde Anthropos Project vamos a hacer a este respecto es necesario presentar cuatro ideas previas.
Idea número 1
La glucosa presente en los hidratos de carbono se almacena en forma de glucógeno hepático y muscular, pudiéndose llegar a almacenar de esta manera hasta unos 500 gramos de glucógeno. Una vez superada esta capacidad, el excedente de glucosa se almacenará en forma de grasa en los adipocitos.
Idea número 2
Las grasas o lípidos se almacenan en los adipocitos, teóricamente con una capacidad ilimitada. Ahora bien, debe tenerse en cuenta que cuando los adipocitos almacenan demasiada grasa, incrementan su tamaño y liberan sustancias pro-inflamatorias.
Idea número 3
El hígado, a partir del glucógeno almacenado en él, se encarga de ir liberando glucosa en sangre que va a ser utilizada como fuente de energía por las células. Cuando las reservas de glucógeno hepático están disminuidas el organismo se ve obligado a utilizar proteínas1 y grasas como sustrato para producir energía.
Determinar el número aconsejable de ingestas diarias no es tarea fácil en modo alguno
1 Conviene señalar que dado que las proteínas forman parte de la estructura de los órganos internos el cuerpo tendrá tendencia a preservarlas, pues una pérdida excesiva de proteínas puede conducir a la muerte por fallo multiorgánico.
Idea número 4
Nuestros ancestros no lo tenían fácil para encontrar alimentos y se veían obligados a pasar largas horas sin comer. Tuvieron que adaptarse a ello dando lugar a una fisiología metabólica que es especialmente eficiente a la hora de utilizar las grasas como fuente de energía. Por otra parte, el alimento que comían y el agua que bebían no estaban libres de microorganismos, por lo que para protegerse fue necesario activar el sistema inmunitario cada vez que ingerían agua o alimento. Y lo primero que hacía el sistema inmune era generar una reacción inflamatoria fisiológica y protectora que finalizaba con la vuelta a la calma tras la neutralización de los posibles microorganismos.
De las cuatro ideas aquí presentadas se deduce que el hecho de comer demasiadas veces al día puede derivar en que:
El resultado final de una excesiva frecuencia alimentaria es el riesgo de generar un ambiente pro-inflamatorio constante, situación que se define como inflamación de bajo grado. Esta inflamación de bajo grado puede acabar dañando las paredes del tubo digestivo y facilitando la aparición de enfermedades inflamatorias.
Resulta aconsejable, por tanto, dejar el suficiente espacio de tiempo entre ingesta e ingesta como para que:
Si bien la recomendación habitual estipula que lo apropiado es realizar cinco comidas al día, es más lógico y coherente desde un punto de vista evolutivo recomendar un máximo de tres ingestas diarias.
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