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09/05/2018

Razones y motivos por la cual una persona debería abrir una cuenta offshore

Hablamos de gobiernos alrededor del mundo que en pleno siglo veintiuno mantienen a sus gobernados bajo un régimen de oscuridad financiera: no es posible el acceso a divisas extranjeras, no existen cuentas bancarias en divisas ‘duras’ o fuertes, no se pueden hacer transferencias internacionales con facilidad y en general excluyen al ciudadano de los actuales instrumentos y mecanismos económicos que la sociedad global tiene a su disposición.

El problema consiste en que dichos impedimentos frenan la libre creatividad e innato deseo de superación del ser humano, no dejándolo moverse libremente, como si fuera que su país es el mundo entero. Tener una cuenta offshore, manejable en línea y fuera de la “zona de sufrimiento” (su país), es la primera puerta en ese camino de escape.

 

Impuestos…

Algunos estados se convierten en un enorme monstruo que devora el producto del esfuerzo, inteligencia y capacidad de riesgo de sus ciudadanos, y lo hace a la fuerza mediante un sistema impositivo (la palabra lo dice todo ¿no?) que castiga al que más trabaja y produce: impuesto sobre la renta, a la venta, sobre producción y servicios, impuesto para la promoción turística, aranceles de diversos tipos, impuesto al activo, a la tenencia, al uso del suelo, a la ganancia, de alcabala, prediales, a los licores y al tabaco, sobre sucesiones y donaciones, a las transacciones financieras, etc.

En algunos países las cotizaciones al seguro social y para jubilación no son nada más que impuestos pagados al estado en la medida en que no ofrecen la calidad de servicio prometida cuando surge la necesidad, desentendiéndose ese estado del compromiso asumido.

No siendo todo lo anterior suficiente, la ineptitud, desconocimiento y corrupción de los políticos enquistados en el poder provocan los dos peores ‘impuestos’ de todos: la inflación y la devaluación, que son el fardo pesado de miseria que todos deben pagar, mientras el gobierno sigue imprimiendo dinero fíat.

En este contexto no es sino natural que individuos y empresas busquen un manejo impositivo más inteligente. Aquí no hablamos de evadir impuestos (ni se le ocurra: los estados—cada vez en un número mayor—sancionan legalmente la evasión de impuestos como UN ACTO CRIMINAL) sino de planificar mejor los mismos analizando las leyes impositivas del país donde se vive y mediante los mecanismos e instrumentos que la moderna contabilidad y la banca offshore ofrecen, no tratándose pues —como repito— de evadir impuestos, sino de buscar la forma legal de pagar lo menos posible.

 

Decisiones importantes

Aquí se pueden considerar brevemente cuatro vertientes:

La primera tiene que ver con el simple sentido común de no poner todos los huevos en la misma canasta. Quizás usted ve cómo cada día más el sistema bancario de su país le ofrece menos garantías de solvencia o ha caído en el juego de la especulación inmobiliaria o financiera que tarde o temprano reventará (como en EEUU y su burbuja inmobiliaria del 2008 o el caso de España) y quiere tener una alternativa segura de dónde colocar su dinero que no sea debajo del colchón.

 

La segunda se refiere a conservar los propios asuntos financieros en reserva como una medida de seguridad contra secuestros, chantajes, pleitos legales de ex socios tramposos y “juicios” diseñados por abogados inescrupulosos (aprovechando un sistema legal ya ineficaz y entrampado) únicamente con el fin de apoderarse del fruto del esfuerzo de tantos años de trabajo.

La tercera es debido a la creciente rapiña de los estados que haciendo uso de la ‘ilegalidad legal’ (término acuñado por Carl Thomas) expropian impunemente la propiedad privada, no ofreciendo el sistema jurídico las suficientes garantías al ciudadano de que lo suyo no será tocado. Esto último se debe a que —aunque muchas veces las leyes pueden ser justas— un corrupto y manipulado sistema de jueces se prestará a despojarlo de sus bienes que ahora son ‘de utilidad pública’. Algunos gobiernos confiscan el dinero de sus ciudadanos, otros meten la mano en los fondos del sistema de pensiones cambiándolo por “bonos” del propio gobierno, aún otros nacionalizan la banca, obligan por ley a convertir las cuentas en divisas a moneda nacional, frenan la libre convertibilidad de la moneda local, y un largo etcétera.

Le pueden quitar su establecimiento de estacionamientos o sus tierras (aunque la ley le dé la razón).

Los gobiernos quedan impunes a la hora de nacionalizar (suena muy patriótico ¿no?) empresas para explotarlas 'a favor del pueblo'. Al expropiado mientras tanto, solo le queda ‘esperar’ que será compensado justamente.

¿Sabía que puede ver en vivo cómo un país se endeuda sin importarle las consecuencias de miseria que pagarán sus ciudadanos? La deuda americana en estos momentos es de 20 trillones de USD; no sé a cuánto habrá subido cuando usted pise el enlace…

Olvídese de las diferencias entre países desarrollados y los del ‘tercer mundo’ a la hora que su gobierno decida robarle su dinero legalmente. Hungría, Bulgaria, Polonia, Irlanda y Francia están marcando el paso en Europa en cuanto a los mecanismos más apropiados para despojarle de los fondos de su seguridad social, aunque estén en fondos privados. Aún le harán una oferta irresistible: “O me das el dinero… o me lo das”.

Si la moneda de su país es sólida y respaldada por oro o plata, preocúpese: su gobierno puede de un plumazo acabar con la convertibilidad del papel moneda por lo que representaba, oro o plata, y comenzar a imprimir cuánto dinero fiduciario (fiduciario = basado en la fe) se le antoje (bueno, hay un 99 % de probabilidades de que ya lo haya hecho). Si el banco que utiliza es uno sólido, con reservas en oro, preocúpese también: su gobierno podrá obligarlo en cualquier momento a entregarle todo el oro de sus bóvedas.

Por último, hay una motivación de simple privacidad para abrir una cuenta bancaria offshore: el derecho que tiene todo individuo a mantener sus asuntos en reserva, secreto e intimidad.

 

Por todo lo dicho, no es sorprendente que personas con espíritu libre, preocupadas por el bienestar futuro de sus familias, celosas de su privacidad, opten por derivar una parte de su patrimonio a un lugar seguro; se trata de diversificar, de no tener todos los huevos en la misma cesta y eso no es un privilegio de los ricos, es un derecho que tiene toda persona —no necesariamente adinerada— a optar por un paraguas financiero que la cubra de la lluvia que ve venir.

Para saber más del tema visten sinimpuestos.com

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