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El Papa Benedicto XVI pidió hoy a los católicos ser como árboles de Navidad, que lleven los frutos de su fe a los demás con la misma luminosidad de los adornos decembrinos. El pontífice lanzó su llamado durante una audiencia en la cual recibió, en el Palacio Apostólico del Vaticano, a una delegación procedente de Bélgica, país que donó un abeto navideño de unos 30 metros que adornará la Plaza de San Pedro esta temporada. Según el pontífice, a los habitantes de Roma y a todos los peregrinos que llegarán en estos días, el árbol de Navidad donado "proclamará el adviento del hijo de Dios, aquel que ha venido para hacer nuevas todas las cosas". Agregó que en el bosque los árboles están uno junto al otro, y cada uno de ellos contribuye a hacer de la foresta un lugar de sombra, muchas veces incluso oscuro. Pero en este caso, aclaró, elegido entre una multitud el "abeto maravilloso" ofrecido por Bélgica es iluminado y cubierto por decoraciones centelleantes que parecen ser "tantos frutos maravillosos". "Dejando su vestimenta sombría por un traje deslumbrante se ha transformado, convirtiéndose en portador de una luz que no es la suya, pero que es testigo de la verdadera luz que viene a este mundo", añadió. El Papa añadió que "la suerte de este árbol es comparable a la nuestra, nosotros que estamos llamados a llevar los frutos buenos para manifestar que el mundo ha sido realmente visitado y salvado por el Señor". Procedente de los bosques de Ardennes, en la región de Valonia, el árbol de más de 100 años, un diámetro de siete metros y aproximadamente unas 14 toneladas, fue colocado en la Plaza de San Pedro, junto a un nacimiento gigante. La tarde de este viernes será el mismo Benedicto XVI quien iluminará sus más de dos mil luces, apretando un botón especial instalado en su estudio personal, en el segundo piso del Palacio Apostólico.