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Precios e Impuestos
Autor: Leonardo Girondella Fuente: Contrapeso
Los precios y los impuestos son conceptos muy parecidos —el precio de una caja de cereal es la cantidad que paga el cliente a cambio de recibir esa caja y poder consumir su contenido. Es un intercambio libre de dinero por un producto.
Los impuestos son también el pago de algo que hace el cliente a cambio de servicios policiacos, de justicia, tránsito, y otros más, como representación diplomática, iluminación pública, carreteras y similares. Esos que ofrece el gobierno.
Igual que la compra de la caja de cereal, el cliente recibe algo a cambio cuando paga impuestos, todos esos servicios y más —hasta allí el parecido entre impuestos y precios.
En lo que sigue exploro las diferencias, que no son poco importantes.
• La compra de la caja de cereal es libre —la decide el cliente, sin que el productor del bien pueda obligarlo a la compra. Los impuestos no son libres, al contrario, son obligatorios y en caso de no pagarse la persona recibe castigos legales.
• El productor no tiene poder significativo para elevar sus precios —el cliente puede aceptar esos precios más altos o bien optar por otros productos sustitutos. Los impuestos pueden ser elevados sin ese límite porque sea cual sea su monto, se usará la coerción para obligar a su pago.
• El producto del cereal o de cualquier otro producto trata a todos sus clientes por igual, sin ningún tipo de distinción al poner un sólo precio idéntico para todos —mujeres y hombres, ricos y pobres, todos pueden adquirir ese bien al mismo precio.
Los impuestos, por el contrario, "venden" el mismo producto con precios diferenciados —unos pagan más que otros y algunos ni siquiera pagan.
• El interés del productor en prosperar le lleva a intentar vender más, lo que en un mercado con competidores hace que la empresa se ponga al servicio del cliente — el productor mismo está arriesgando su propio patrimonio al invertir en la producción de lo que vende.
Con los impuestos, el oferente de los servicios gubernamentales no arriesga su patrimonio personal —y en caso de fracasar, su patrimonio permanece intacto, por lo que no tiene gran interés en poner las instalaciones gubernamentales al servicio de los clientes.
Estas diferencias entre precios e impuestos tienen consecuencias en el bienestar de las personas —lo que apunto en lo que sigue:
• Dentro de un sistema de competencia, tenderá a existir una mayor gama de bienes y servicios, con amplia variedad de precios y calidades —entre los que el cliente seleccionará los que más le convengan en lo personal.
• Los servicios y productos ofrecidos por los gobiernos y pagados con impuestos, tenderán a tener poca variedad, precios altos y calidades bajas —porque el cliente no tiene otra opción de selección que ésa.
• La combinación de los dos puntos anteriores indica que el bienestar personal se incrementará más y mejor con empresas en un mercado competitivo que con el sistema de servicios y productos gubernamentales.
Todo lo anterior indica la conveniencia de una política económica general que sólo acepte como excepción la opción de gobiernos oferentes de servicios —en aquellos casos en los que clara y rotundamente no pueda satisfacerse la demanda por la vía del sistema de empresas en competencia.