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La ingenuidad de los políticos y los politiqueros no deja de sorprenderme ni un solo día. Es por eso que cuando leo al hijo del laureado escritor Mario Vargas Llosa, Álvaro Vargas Llosa decir que Ollanta Humala ha traicionado sus principios democráticos al apoyar la elección de Maduro en Venezuela, me conmuevo más que un mirando culebrón mexicano o leyendo un libro de Corin Tellado.
¿De cuales principios estará hablando el no tan popular Álvaro Vargas Llosa? Sabido es desde su emergencia como actor político que Ollanta Humala se encontraba ideológicamente en la órbita del chavismo, una revisión a sus dicho y hechos hasta la primera vuelta del 2011 no deja lugar a dudas de en que coordenadas se encontraba y se encuentra Ollanta Humala admirador del dictador Velazco Alvarado para quien el asesino terrorista Abimael Guzmán es una suerte de Robin Hood lorcho.
Humala puede tener principios "democráticos", pero de una "democracia" muy distinta a la que pueden tener en mente los "garantes".
Cuenta la historia que Enrique IV impedido por su condición de calvinista de acceder al trono Francés por causa de la mayoría católica, accedió a hacer profesión de fe católica para poder asentarse en el trono. El suyo fue un acto de pragmatismo político que le llevo a acuñar la famosa frase: «París bien vale una misa» con la cual se dejaba entender que bajo el ya muy católico rey; seguía latiendo el corazón de un protestante forzado por las circunstancias a ocultar sus principios.
En 2011 Ollanta Humala hizo lo que le correspondía si quería ganar la presidencia frente a Keiko Fujimori y con criterio pragmático dejo a un lado su programa "La Gran Transformación" para tomar el credo de la "Hoja de Ruta" impuesta por los autonombrados garantes de la democracia peruana: Mario Vargas Llosa, Alejandro Toledo y sus amigos. Quedo entonces muy claro que con sentido de la realpolitik el humalismo acepto que no habiendo ganado solo por merito propio y sin disponer de mayoría en el congreso de la república, la gran transformación quedaba archivada hasta otra ocasión como una suerte de plan máximo suspendido de momento por un plan mínimo. Había que estar fuera de la realidad o muy desesperado por detener a Keiko Fujimori para salir a declarar que Ollanta Humala es la reencarnación de Milton Friedman y el peor enemigo de Hugo Chávez en el continente.
En el día de hoy cuando el humalismo cuanta con una amplia aceptación de la población peruana y la esposa del presidente de la república asume un rol protagónico con miras a asumir una candidatura con posibilidades de victoria en 2016, es lógico que el aval de los garantes no sea tan necesario y cualquier aprendiz de operador como el congresista Otárola salga a ningunear el papel de los garantes mientras "La Gran Transformación" vuelve a cobrar relevancia entre las huestes humalistas que solo la habían encarpetado, pero jamás dejado de lado. Si eso no es consecuencia con los principios, yo no sé qué cosa es la consecuencia.
Por su lado las razones de los garantes apuntaban a defender la democracia impidiendo que Keiko Fujimori alcance la primera magistratura, si para ello tenían que autoengañarse pretendiendo que un prochavista declarado iba a cambiar de la noche a la mañana por arte de magia pues se autoengañaron muy bien. Si alguien aquí ha traicionado sus principios, ese no es Ollanta Humala.
No se puede lamentar la actitud "ambidiestra" del humalismo como hace Fritz Du Bois en su columna de Perú 21 cuando estamos y estaremos por lo menos hasta 2016 en un gobierno de izquierdas, Ollanta es consecuente al apoyar a Nicolás Maduro que es uno de los suyos por más cuestionado que este. Es como si se lamentara de que el fuego queme. Las cosas son como son y sabíamos adónde íbamos; que se lamenten los "garantes" en todo caso que guerra avisada no mata soldado. Uyyy, me olvide que estamos en el Perú.
Y como en el Perú no hay instituciones solidas y los acuerdos políticos importan un comino, ya tenemos una idea de cómo ira a terminar el desenlace de esta historia con interpretación autentica del texto constitucional de por medio o quizás pasándose las restricciones de largo como parece que quiere hacerse con la intención del estado de comprar a Repsol la refinería "La Pampilla" y sus 400 estaciones de servicios. Así de la misma manera como se ha hecho cambiando la ley de AFP´s limitando el derecho de los afiliados a disponer en donde guardan sus aportes de jubilación. Todo en silencio y sin necesidad de una mínima alteración a la constitución. Puede que no se trate de globos de ensayo, pero de que lo parecen lo parecen bastante.
Mientras tanto la derecha boba ¡Ay siguió muriendo!!!
Iván Budinich Castro ivanbudinich@yahoo.com @ibucas