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Cierto es que solo me hace falta dar un paseo por Lima cuadrada para darme cuenta del porque es que la alcaldesa de Lima no está a la altura del cargo que le fue encomendado por los votantes. Añádase a eso el diletantismo mostrado durante el primer año de gestión de la Sra. Villaran y la completa e interesada paralización de las obras dejadas por Castañeda Lossio en la municipalidad de Lima, las mismas que ahora los acólitos de la dama de la chalina verde esgrimen como demostración de lo exitoso de su gestión, sumémosle los incidentes de la parada, que no haya añadido ni un modulo más al nuevo mercado mayorista de Santa Anita y si ordenado un costoso estudio de siete millones de soles a una empresa de artesanías y no a una consultora especializada y ni siquiera a una ong para "analizar" lo que ya se sabía previamente desde la gestión anterior.
La revocatoria contra Susana Villaran a pesar de sus altos costos nos deja algunas lecciones que deberíamos aprender
Imagen: cañetehoy
A pesar de todo lo mencionado, en mi fuero interno, no deseo que se vaya la alcaldesa y no lo deseo porque ciertamente los que la eligieron porque se trataba de una tia "bacan" o porque un conductor de televisión hizo públicas sus preferencias por la entonces candidata; no merecen otra autoridad que la que tienen. Estrellarse contra la pared porque simplemente elegiste a un incompetente es también parte de la democracia. Lima pudo escoger a una lideresa como Lourdes Nano, una distinguida abogada, ex rectora de una universidad con toda una trayectoria profesional reconocida, representante de un partido de antigua data con probada vocación y experiencia en el manejo de gobiernos locales, pero escogió a una inútil que ni siquiera es egresada de un cenecape cuyo mayor merito ha sido agitar consignas pasadas de moda y que llego a ocupar un cargo de ministra solo por descarte gracias a que las personas a las que originalmente se les propuso el cargo tenían otras ocupaciones más urgentes que atender.
En mi caso votare por el sí de manera irrevocable y lo hare porque creo que mi ciudad y yo mismo nos merecemos una mejor autoridad edil que la actual, una que no solo se escude en la pretensión de honestidad, sino que además sea eficaz, eficiente y efectiva. Quiero soñar que otra Lima es posible con una autoridad que no sea ni corrupta ni haragana.
Vayamos ahora a lo que nos importa y es la respuesta a la pregunta sobre que obtenemos del proceso de la revocatoria. Primero, la izquierda progre o caviar alcanza por fin a ver lo nocivo que resultan los excesos de democratismo para la propia gobernabilidad democrática. No se puede negar que la revocatoria es un proceso costoso (aprox 70 millones de soles en el caso limeño) que no discrimina orientación ideológica. La izquierda progre siempre pensó que ellos serian inmunes ante el descontento popular, ya ven que no.
En segundo lugar todo el país ha podido comprobar in situ en escala nacional la hipocresía del progresismo peruano que cuando se trata de autoridades que no comulgan con su credo no dudan en aplaudir y apoyar procesos como la revocatoria, pero que tachan de "hijos del guano peruano", "fachos", "dba", "corruptos", "delincuentes" y demás lindezas a sus opositores cuando la revocatoria les alcanza a ellos.
En tercer lugar, nos hemos dado todos con la realidad de que un periodo de cuatro años es demasiado para una autoridad local. El anterior mandato de tres años era más que suficiente para que una autoridad novata se pusiera al día con el teje y maneje del gobierno local mientas acumulaba capital político para tentar la reelección y plasmar un cambio sustancial en su ámbito de acción, si el municipio caía en manos de un incompetente redomado, los daños ocasionados por su gestión se veían reducidos a lo mínimo políticamente admisible.
El mandato de cuatro años, un error intencionado del fujimorismo en su afán de disminuir el "ruido político" lo único que ha logrado es reducir la movilidad de la clase política que se ve desmotivada para una mayor acción en el ámbito local y maximizar el nivel de daño logrado por autoridades sinceramente incapaces para ejercer el manejo de los recursos públicos.
Cuatro, está visto que debe de reconsiderarse la revocatoria como mecanismo democrático a la luz de nuestra cultura política. En otras latitudes puede ser un excelente medio de participación democrática y empoderamiento ciudadano, entre nosotros sinceramente deja mucho que desear.
Si pues la revocatoria es cara, pero independientemente de si Villaran se queda o se va, pase lo que pase, igual saldremos ganando.
Iván Budinich Castro ivanbudinich@yahoo.com @ibucas