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Por PIERPAOLO BARBIERI (*) y NIAL FERGUSON Fuente: The Wall Street Journal Durante buena parte de la última década, México y Brasil fueron dos países en contraste. El despegue de Brasil era la típica portada de revista, mostrando la enorme estatua de Cristo en Rio literalmente volando. La historia equivalente para México era "La guerra de al lado: porqué la narcoviolencia de México es también un problema para Estados Unidos".Sin embargo, en los últimos dos años, los papeles se han invertido. Protestas en São Paulo y el colapso del multimillonario Eike Batista han perjudicado bastante la glamorosa imagen de Brasil. Al mismo tiempo, una sucesión de medidas audaces por parte del carismático presidente de México, Enrique Peña Nieto, han finalmente hecho que los observadores extranjeros caigan en cuenta de que México es el nuevo "país del futuro" en América Latina. Enlarge Image Enrique Peña Nieto, presidente de México, durante un discurso en Ciudad de México en noviembre. Reuters A Demás de que el Producto Interno Bruto per cápita de México se encuentra de nuevo por encima del de Brasil, según datos del Fondo Monetario Internacional, los inversionistas en la Bolsa Mexicana de Valores BOLSA.MX -0.04% han disfrutado durante los últimos cinco años de retornos casi tres veces mayores a los que obtuvieron quienes invirtieron en activos brasileños. Se están creando empleos con tan velocidad en México —más de dos millones desde principios de 2010— que el problema de la emigración ilegal hacia EE.UU. podría pronto pasar a ser cosa del pasado.Durante los años 80 y 90, México era casi tan conocido por sus crisis financieras como por sus guerras contra las drogas. Esos días han desaparecido. Aunque este año el crecimiento ha sido lento, debido en gran parte a problemas en el sector de la construcción, el FMI predice un repunte veloz entre 2014 y 2018.El catalizador en el cambio económico de México ha sido político. En 2000, tras 70 años de un dominio tan absoluto que Mario Vargas Llosa lo calificó "la dictadura perfecta", el Partido Revolucionario Institucional (PRI) perdió el poder en elecciones libres. Dos gobiernos sucesivos de centro-derecho bajo el Partido Acción Nacional, o PAN, tuvieron problemas para realizar el tipo de cambios radicales que México requería. No obstante, tras doce largos años en un desierto político, el PRI se renovó a sí mismo. En julio de 2012, regresó al poder gracias a una campaña altamente eficaz de Peña Nieto, el joven ex gobernador del Estado de México.El mundo democrático de hoy en día carece tanto del tipo de liderazgo estratégico que tiene Peña Nieto que el visitante queda sorprendido al encontrarlo. Un día después de su toma de posesión, el presidente firmó el "Pacto de México", un marco de acción con el que el PRI y sus opositores —el PAN y el Partido de la Revolución Democrática (PRD)— se comprometían de antemano a apoyar reformas clave en materia de telecomunicaciones, educación y finanzas. Fue una medida audaz, que evocaba los Pactos de la Moncloa de 1977, que fueron la base de la transformación de España de un paria franquista a una democracia europea integrada.Después vino una serie de iniciativas de confianza. En febrero, el gobierno arrestó a la ex presidenta del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, Elba Esther Gordillo, por presunta malversación de fondos. La mayoría de los mexicanos creían que Gordillo —notable por su moda francesa y villas en el sur de California— era intocable. La versión final de la reforma educativa, aprobada en septiembre, fue un golpe incluso mayor para su sindicato, al crear institutos independientes para capacitar a maestros que remplazaran la universidad controlada por el sindicato. La reforma incorpora pruebas de desempeño para evaluar a maestros y aumenta el financiamiento para escuelas nuevas y centros de aprendizaje.El gobierno también aprobó una reforma de telecomunicaciones que la mayoría de los observadores pensó que nunca se concretaría. La ley aumenta la competencia al alentar el ingreso de nuevos participantes al mercado de telecomunicaciones con el objetivo final de reducir los precios para los consumidores. El aumento de los impuestos sobre la renta para quienes tienen mayores ingresos, como lo hace la nueva reforma fiscal, no es muy popular dentro de la comunidad empresarial. Sin embargo, es políticamente inteligente para México invertir en infraestructura de educación y transporte, mientras que al mismo tiempo hace más progresivo el sistema tributario.Gracias al "Pacto por México", el presupuesto para 2014 fue aprobado fácilmente el mes pasado. No hubo ningún cierre parcial del gobierno, ningún drama del límite de la deuda (la deuda pública es solamente 38% del PIB): solamente un acuerdo sobre las prioridades esenciales.En lugar de comprometer la independencia del banco central, como lo han hecho en Argentina o Venezuela, el gobierno de Peña Nieto ha seguido con diligencia las recomendaciones del Banco de México de implementar profundas reformas estructurales, desde la educación hasta las leyes antimonopolio. El gobierno comprende que el banco central solamente puede mantener las tasas de interés bajo control con una inflación constantemente baja. En México, no hay ilusiones de que alguna forma de dinero fácil substituirá las verdaderas reformas.Sin embargo, el proyecto más importante es la liberalización de la industria energética, que por mucho tiempo ha estado frenada por el monopolio estatal Pemex. El mismo partido que nacionalizó los campos petroleros del país hace 75 años, está efectuando ahora una reforma cuyo objetivo principal es traer de vuelta al país los conocimientos y el capital extranjero. El PRI entiende que solamente con la ayuda externa el país podrá desarrollar sus extensos recursos de esquisto y reservas petroleras en aguas profundas. Muchos creían que esta reforma no sería aprobada, pero el gobierno consiguió la luz verde antes de lo previsto, el 12 de diciembre.La instalación de la tecnología moderna tomará tiempo. Pero gracias al Tratado de Libre Comercio de América del Norte —cuyos críticos feroces se han silenciado— el gas natural barato de EE.UU. pronto estará viajando por oleoductos de norte a sur. Esto hará que la industria mexicana, que ya está ganándole a China en costos laborales, sea incluso más competitiva. Eso, por consiguiente, apoyará a una creciente clase media mexicana.El gobierno no ha perdido de vista la desigualdad de ingresos y la baja productividad. Pero la observación clave de Peña Nieto es que atacar los meros síntomas del subdesarrollo económico no es la respuesta. Es efectivamente inusual ver a un presidente expresar que "para incrementar los ingresos reales de las familias, es necesario elevar y democratizar la productividad", como lo dijo Peña Nieto en su primer informe de gobierno en septiembre. Si los males sociales como la narcoviolencia provienen de la falta de oportunidades, entonces las reformas económicas exitosas deberían disminuirlos. Casi todas las medidas de violencia han caído durante el primer año del gobierno de Peña Nieto.Incluso en un año miserable para los mercados emergentes, México tiene prospectos futuros que son los más brillantes en la región. Bajo un PRI revitalizado, el país está camino hacia una nueva forma de revolución institucional: una que podría transformarlo permanentemente del rezagado de América Latina en el nuevo motor de crecimiento de América del Norte. (*) Barbieri es un ex académico del Centro Belfer para Ciencia y Asuntos Internacionales en la Universidad de Harvard. Ferguson es profesor de historia en Harvard.