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El republicanismo liberal de Thomas Paine

28/11/2013 12:30 0 Comentarios Lectura: ( palabras)

Autor: Carine Lounissi Fuente: lagranrevolución neogranadina image Thomas Paine

Imagen: wikipedia

A menudo se describe a Thomas Paine como un autor —pues no siempre se le considera un pensador de pleno derecho— que escapa a las clasificaciones habituales. En sentido estricto no es un padre fundador de Estados Unidos, ya que no participó en la redacción de la Constitución de 1787. Aunque avizora muy pronto la Unión de los Estados americanos resultantes de las antiguas colonias británicas, no es un "federalista" en cuanto este término designa una lealtad política opuesta al campo de los jeffersonianos, al cual Paine está vinculado. No es tampoco verdaderamente un "radical" en el sentido inglés del término, puesto que el "radicalismo" remite a un grupo de pensadores que desean sobre todo democratizar la monarquía británica reformando, en particular el sistema electoral de Gran Bretaña, sin que la mayoría de ellos inste a un derribamiento de la monarquía. En el marco político francés, Paine no fue ni un "girondino", aunque frecuentó figuras consideradas "girondinas" como Condorcet o Brissot, ni un termidoriano, pues criticó la Constitución del año III antes de adherir a ella más tarde. Como lo sugiere el título de este ensayo, Paine no es tampoco un "republicano" en el sentido pocockiano del término. Él opta por una forma distinta de republicanismo basada en una concepción liberal del Estado, y eso es lo que deseo mostrar aquí. El pensamiento político de Paine es, en efecto, un antimonarquismo que rechaza toda forma hereditaria de gobierno. El contrato político que propone como fundamento del Estado es a la vez liberal y republicano, lo cual lo conduce a refundar el republicanismo tal como existía en el siglo XVIII, y nos lleva a repensar las categorías de "republicanismo" y "liberalismo", que no deben ser concebidas únicamente de manera independiente la una respecto a la otra.

Un contrato político liberal y republicano Paine funda de entrada su teoría política en un contrato político a la vez "liberal", en el sentido que debe preservar las libertades fundamentales del individuo, y "republicano", en el sentido que según él la democracia representativa es el único régimen político legítimo. Desde las primeras páginas del Common Sense muestra la incompatibilidad existente entre el régimen político inglés y una teoría contractualista inmanente que repose en un contrato firmado por los gobernados entre sí. Las instituciones de su país natal no eran, en efecto, según él, una combinación entre democracia, aristocracia y monarquía, sino más bien una combinación entre dos formas de tiranía hereditarias y un elemento republicano, ampliamente corrompido por el monarca, no obstante que enseguida afirma que el otro componente republicano del sistema británico se encontraba en la tradición judicial del juicio por jurados.[1]

Partiendo de la igualdad original entre los hombres al salir de la Creación, refuta la legitimidad de un contrato entre el rey y sus súbditos, pues esto sería poner el efecto antes de la causa. En virtud de este principio, consideraba no sólo que el acto de fundación debía ser democrático, esto es, reposar en un contrato horizontal donde todos entraran en igualdad de condiciones, sino también que el procedimiento de fundación no podía ser disociado del régimen nacido del contrato. El régimen consiguiente a una fundación contractualista no podía ser sino una república o una democracia representativa. Como Spinoza, Paine ve un vínculo natural y de naturaleza entre contrato y democracia: "En las repúblicas [...] el poder soberano [...] permanece allí donde la naturaleza lo colocó: en el pueblo", [2] afirma en 1786 en Dissertations on Government, designando allí "república" a la democracia representativa. En el Tratado teológico-político, Spinoza había indicado su preferencia por la democracia, que le parece el régimen "más natural" o, matizando, "el menos distante de la libertad que la Naturaleza reconoce a cada quien", y esto en virtud del contrato originario de la democracia por el cual "nadie transfiere su derecho natural a otro de modo que luego él no deba ser consultado, pues lo transfiere a la mayoría de la sociedad de la cual él mismo forma parte; y en estas condiciones todos siguen siendo iguales como lo estaban antes en el estado de naturaleza".[3] La democracia era, a su modo de ver, el régimen lo más cercano posible teóricamente al estado de naturaleza. En otros términos, el contrato que permitía estar en conformidad con el derecho natural era el que creaba una democracia.[4] Paine no expresa este principio tan explícitamente como Spinoza, pero el contrato que define está fundado en las mismas exigencias. Para Paine, el contrato inmanente que funda la república es, además, un pacto mutuo de renuncia de parte de todos al despotismo de cada uno sobre los demás. Todos, precisa en Dissertations on Government se deshacen del "derecho que se habían arrogado de romper y violar sus compromisos [...] o de estafar, mentir o tiranizar a sus semejantes", [5] siendo esta la contracara de la idea según la cual el contrato debe ser un pacto que compromete al respeto de la equidad. Es una posición que estaría cercana al concepto de libertad como no dominación tal como lo define Philip Pettit.[6]

La república o la democracia representativa era pues, según Paine, el régimen que surgiría espontáneamente a partir de la sociedad natural. Es lo que sugirió desde las primeras páginas del Common Sense. Paine desglosa allí las tres fuentes jurídico-políticas de legitimidad invocadas durante el debate entre las colonias y la Gran Bretaña desde finales de la Guerra de los Siete Años, es decir, la tradición constitucional británica, las cartas y contratos coloniales, y finalmente, el derecho natural. Los colonos británicos concebían sus derechos en tanto que súbditos de la Corona como "ciertos derechos de naturaleza reservados a los ciudadanos por la constitución inglesa", [7] para citar a John Adams, que escribía bajo el seudónimo de Novanglus en 1775. Éste evocaba incluso una libertad ficticia de total reinicio de los primeros inmigrantes llegados al suelo americano: ellos "tenían claramente el derecho a crear en este espacio virgen una constitución británica, o una democracia perfecta, o cualquier forma de gobierno que hubieran juzgado adecuada", dice.[8] Los consideraba, pues, como individuos retornados al estado de naturaleza y que podían hacerse signatarios de cualquier contrato. En realidad, no establecieron ni lo uno ni lo otro.

Desde este punto de vista, el panfleto de Paine aparece como el resultado lógico de los diez años de debate entre las colonias y la metrópoli. La ruptura así instituida por Paine daba por finalizada la historia colonial. La contribución de Paine no es tanto pues haber sido "el primero en exponer la teoría de los derechos naturales de los colonos sin referirse a, o basarse en las leyes y los usos del país", [9] sino haber mostrado que los dos registros eran básicamente incompatibles y que uno podía existir sin el otro. Es, pues, un republicanismo basado en los derechos naturales lo que defendía Paine.

Una nueva forma de republicanismo? El republicanismo de Paine es doblemente revolucionario. Por una parte, según él, la revolución no puede ser sino republicana, y por otra, rompe con los criterios del esquema republicano tal como había sido concebido en el siglo XVIII: la limitación de la amplitud del territorio, la igualdad de condiciones y el rechazo del comercio y el lujo.

Como Madison en El Federalista, Paine plantea que la forma representativa del régimen republicano es preferible a la democracia directa, cualquiera sea el tamaño del territorio, [10] aunque el análisis del segundo no está basado en las mismas consideraciones hechas en el Federalista número 10. Al tiempo que rehúsa acreditar la idea según la cual la república no podía existir sino en un territorio de escasa amplitud, Paine rechaza la tesis opuesta, que establecía una correlación entre monarquía y vasta extensión, fundándose en la relación entre "saber" y "poder".[11] En Dissertations on Government, pone de manifiesto la imposibilidad de disociar "poder soberano" y "saber soberano", [12] una continuidad que sólo permite la representación política. En 1776, en un escrito publicado después del Common Sense, ya expresa esta idea, afirmando que la frecuencia de las elecciones implicaría una ampliación del "círculo del conocimiento".[13] La monarquía, por el contrario, interrumpe este encadenamiento. Bajo tal régimen "de ignorancia, el gobierno se pierde en la tiranía", [14] escribe, especialmente porque los conocimientos de un individuo son insuficientes para garantizar la buena gestión de un reino muy extenso.[15]

La república, por otro lado, no requiere la perfecta igualdad de condiciones. Si la igualdad original de los individuos implica la igualdad de derechos en el cuerpo político, de la misma manera, la igualdad primera en el acceso al mundo debe traducirse en la igualdad de oportunidades en la sociedad organizada. Pese a que probablemente sabía de las injusticias que había en el origen de muchas propiedades, y aunque aprobó la venta de los bienes del clero en Francia, Paine no deseaba trastornar el conjunto del sistema de propiedad. En esto respetaba, a sabiendas o no, el principio formulado por Rousseau en su Discurso sobre la economía política donde había afirmado que el rol de la institución política en este ámbito era "prevenir la extrema desigualdad de las fortunas, no quitando los tesoros a sus dueños sino quitando a todos los medios de acumularlos, no construyendo hospitales para los pobres, sino protegiendo a los ciudadanos para que no pasen a serlo".[16]

Para Paine, la igualdad republicana no es la de condiciones, sino la de los derechos civiles y oportunidades. Habida cuenta de su posición en torno a la igualdad pudo sin pena defenderse de ser calificado como un "nivelador" en la segunda parte de Rights of Man.[17] En la perspectiva utopista que le era propia, William Godwin consideraba por su parte que aquella forma de "republicanismo no es un remedio que combata de raíz el mal", ya que "la injusticia, la opresión y la miseria pueden asentarse en sus felices dominios". El "verdadero republicanismo", según él, era la igualdad, pero este republicanismo auténtico no pasaba solamente por la igualdad de derechos.[18] Era necesario ir más lejos: "es inútil demostrar una proposición tan simple como aquella según la cual todo republicanismo, toda igualación de rangos e inmunidades, tiende fuertemente a una igualación de las propiedades".[19] Esta tendencia, por lo tanto, a su modo de ver, se inscribía en la idea misma de república. Así, Godwin prolongaba la tradición según la cual el régimen republicano requería la igualdad económica de los ciudadanos, con la cual Paine, por el contrario, rompió: la república debía, según este último, tener por base al hombre como hombre independientemente de cualquier otra consideración. Podríamos decir, pues, que su republicanismo era sobre todo un humanismo. El peligro no residía tanto en la existencia del lujo y la desigualdad en sí mismos como en el hecho de tomar a ésta por fundamento del contrato político.

El último criterio de esta tradición de republicanismo frugal fue igualmente abandonado por Paine. De hecho, no retomó la desconfianza platónica hacia el comercio, suscitada por la multiplicación de deseos que este entraña. En el siglo XVIII el comercio era objeto de dos interpretaciones: una, negativa, que acabamos de recordar, y otra, más positiva, que le concedía una dimensión civilizadora, y que desarrolló, en particular, Montesquieu en El espíritu de las leyes, [20] donde la dimensión negativa, no obstante no fue completamente eliminada pues afirmaba que incluso "si pule y dulcifica las costumbres crueles", "el comercio corrompe las costumbres puras".[21] Paine, por su parte, retuvo la dimensión civilizadora del comercio. A partir de la Letter to the Abbé Raynal, publicada en 1782, el comercio aparece, a nivel nacional e internacional, como un factor de civilización (en tanto que proceso), como un instrumento que tiene la facultad de "cordializar"[22] mediante el interés. En la descripción sumaria de las relaciones entre los distintos sectores económicos que había hecho cuatro años antes en "A Serious Address to the People of Pennsylvania", no era la categoría de los negociantes la que potencialmente contenía en sí el germen de la corrupción de la sociedad, sino las "profesiones liberales", [23] entre quienes lógicamente incluía a los "abogados" pero también, de manera más inesperada tal vez, a los "escritores".

Sin embargo, dos años antes en el Common Sense había afirmado que "el negocio disminuye a la vez el sentido del patriotismo y el de la defensa militar", e incluso que "el aumento de su comercio le valió a Inglaterra perder su fuerza de alma".[24] Según Christopher Lasch, se trataría de "una de las raras manifestaciones, perfectamente ejemplar, de la ideología republicana perceptible en Paine".[25] Esta observación sobre el impacto negativo del comercio permaneció, de hecho, aislada: no encuentra eco en sus demás textos.

La idea según la cual una república debía estar exenta de comercio estaba, en realidad, ligada a otra: la necesidad de mantener intacta la virtud ciudadana. Este imperativo reposaba especialmente en la creencia en la función purificadora de la agricultura, idea defendida por Jefferson en las Notes on the State of Virginia —aunque como presidente irá a fomentar a la vez la agricultura y el comercio— así como por James Madison, que en un artículo publicado en marzo de 1792 en la National Gazette, titulado "Republican Distribution of Citizens", consideraba que "la mejor distribución es la que favorece más la salud, la virtud, la inteligencia y la competencia en el mayor número posible de ciudadanos", [26] concluyendo que la actividad económica que permitiría alcanzar este ideal era la agricultura. En la introducción a la parte de 1792 de su respuesta a Burke, Paine parecía adherir a esta tesis afirmando que "las necesidades que acompañan inevitablemente el cultivo de una tierra salvaje"[27] habían sido un factor determinante en la formación en suelo americano de una sociedad no corrompida. Aunque esta idea no tenía la misma importancia en Paine que en Jefferson, no por eso el primero consideraba menos a la agricultura como la base de toda la economía, como lo explicó en "A Serious Address to the People of Pennsylvania" en 1778.[28] Pero como lo destacó Eric Foner, éste "no compartía las inquietudes de los angloamericanos que dentro de la tradición del partido agrario consideraban el desarrollo económico como decadencia".[29] Del mismo modo, retomando conclusiones ya expuestas, en particular, por J. Dorfman en la década de 1930, [30] Pocock reafirma que "en términos ingleses, la segunda parte de Rights of Man puede ser vista como un distanciamiento decisivo respecto a cualquier sueño de democracia rústica, republicana o anglosajona", en particular porque Paine tiene en cuenta el crédito.[31]

La "virtud" como tal, por lo demás, no ocupa un lugar central explícito en la teoría painiana de la república. Es cierto que en Common Sense menciona "la virtud de la cámara de los comunes (la parte republicana de la constitución)"[32] y "la virtud republicana".[33] Opone allí la virtud a la corrupción y la asocia a la libertad, pues plantea que "cuando las virtudes republicanas faltan, viene la esclavitud".[34] En un artículo publicado en 1782 hizo de nuevo referencia "a la virtud sobre la cual están fundadas las repúblicas"[35] y esto, en un pasaje donde cita a Montesquieu. El terreno no habría podido ser mejor preparado para hacer hablar a este último, quien, lo sabemos, había asociado la virtud (moral) a la democracia, [36] por una parte, y había planteado, por otra parte, una forma de virtud (política) republicana que definía como "el amor a la república".[37] No obstante, Paine sólo recurrirá explícitamente al concepto de virtud de manera muy puntual. En la pluma de Paine la frecuencia de la palabra no sólo será escasa sino que tampoco define esa noción.

Mientras que él había elaborado un concepto nuevo de república, los contradictores ingleses de Rights of Man no cesaron de oponerle las antiguas condiciones de existencia de tal régimen. Según estos criterios, la república sólo les parecía adaptada a la condición inocente de la humanidad. No podía existir sino en una sociedad simple y primitiva. Como le objeta Thomas Hearn, en A Short View of the Rise and Progress of Freedom in Modern Europe, "el sistema representativo e igualitario [...] está concebido para una sociedad naciente, para pastores, pescadores y cazadores, donde la riqueza del Estado apenas se ha convertido en un objeto de tentación o en una incitación al pillaje".[38] Mientras que John Jones, en The Reason of Man, consideraba que la instauración de tal régimen implicaba una regresión y un retorno "al estado de naturaleza".[39]

Paine, por el contrario, pensaba que la revolución republicana equivalía a hacer entrar a la humanidad en "la edad de la razón", en la edad adulta, argumento que prolonga el tono empleado por la Revolución Norteamericana, que había puesto fin a la minoría de edad de las colonias. Sus opositores creían detectar en el pensamiento de los "republicanos" más bien una tentativa de retorno a la infancia, pues implicaba la voluntad de establecer esa "quimera pueril de la igualdad natural de los hombres", para citar de nuevo a Thomas Hearn.[40] A su modo de ver, el régimen republicano se basaba en una concepción ingenua e infantil de lo humano, y lanzaban la advertencia de que la virtud distaba mucho de ser la cosa mejor repartida en el mundo. Aquella esperanza, pensaban, equivalía a la espera patológica de un retorno al momento anterior al pecado original. Oponían por lo tanto el carácter ilusorio de tal visión al realismo político que integraba las fallas morales del hombre. Incluso cuando la noción de virtud era interpretada en el sentido político dado por Montesquieu, ella no podía ser el fruto sino de una educación espartana.[41]

Paine se había desembarazado de las tesis recibidas sobre el "republicanismo", de las cuales sólo subsistían en su pensamiento algunas huellas residuales, particularmente visibles en el Common Sense. El régimen republicano, para él, estaba basado sobre todo en la razón y la voluntad. El gobierno en general debía atenuar las fallas de la virtud, como lo sugirió a partir del Common Sense, pero la forma republicana no era más apta que otra para devolverle al hombre su "inocencia perdida".[42] El Estado no era un fin en sí para Paine. La democracia representativa era el régimen que permitía asegurar mejor la libertad. Estamos autorizados, pues, para preguntarnos si el republicanismo de Paine no era de entrada un liberalismo.

Un republicanismo liberal?[43]

La distinción entre sociedad y gobierno, que puede ser considerada como de inspiración lockeana, no constituye sino uno de los criterios que pueden ser retenidos para definir la doctrina liberal. Como lo plantea Pierre Manent, en su Historia intelectual del liberalismo, los liberales tienden a considerar que "los individuos [...] establecen natural o espontáneamente relaciones pacíficas que dan nacimiento a una sociedad, si no autosuficiente, al menos suficientemente consistente como para no necesitar, a fin de permanecer unida, un gobierno absoluto".[44] Paine figura en un honroso y debido lugar, en el mismo concepto que Burke, dentro de la antología de extractos de textos fundadores del liberalismo publicada por este último y titulada Los liberales.[45]

Globalmente, el liberalismo político puede ser definido como una manera de hacer hincapié en la voluntad individual, lo cual implica una limitación o un control del poder del Estado mediante principios como la separación y la independencia de los tres poderes —cuya fusión desde Montesquieu definía la tiranía—, y el respeto de las libertades individuales, cuyo ejercicio los gobernantes deben garantizar mediante la definición de un marco que las haga posibles. Es el resultado de una combinación de la concepción de la "república", como principio opuesto a la tiranía, y de la teoría de los derechos naturales. Basándonos en los criterios utilizados por Pierre Manent podemos señalar tres aspectos principales de una delimitación más concreta del liberalismo político: la separación de los tres poderes, la representación y la distinción entre sociedad y gobierno.[46] Si Paine rechazaba el primer criterio, pues sólo reconocía dos poderes, los restantes criterios son constitutivos de su pensamiento. Él es, además, un demócrata y el liberalismo político no implicaba necesariamente la defensa de una democracia representativa que tuviera por base el sufragio universal y la ausencia de toda forma de herencia como fundamento de legitimidad política. Como lo afirma Isaac Kramnick, "pocos liberales mostraban tal entusiasmo en su compromiso con la democracia y el igualitarismo".[47]

La cuestión de la ubicación de Paine respecto al liberalismo y el republicanismo se inscribe, recordémoslo, en el marco de la disputa historiográfica en torno al sentido de la Revolución Norteamericana que opone a dos grupos de historiadores. Unos, como Bernard Bailyn y Gordon S. Wood, identifican el pensamiento de Sidney, Harrington, Trenchard y Gordon como el sustrato filosófico de la Revolución. Otros, en particular Joyce Appleby, son más bien de la opinión que la paternidad filosófica corresponde esencialmente a Locke.[48] Con su propio testimonio, en un artículo de 1807 en el cual elucida sus relaciones con el autor del Segundo Tratado, Paine parece zanjar este debate afirmando que "en la conducción de su revolución, el pueblo de Estados Unidos no se inspiró para nada en Locke".[49]

De hecho algunos estudiosos de Paine privilegian la pista "republicana", fundándose especialmente en el Common Sense. Según David Wootton, este folleto habría hecho entrar en el dominio de lo escrito una "cultura republicana oral" de la cual Sylas Neville en particular era su representante en el siglo XVIII.[50] Es también la opinión que defiende Mark Philp, que se concentra también en el Common Sense.[51] Quienes tuvieron en cuenta el conjunto de la obra de Paine, sin embargo, tienden a concordar en que éste operó una síntesis entre "republicanismo" y "liberalismo" lockeano.[52] Christopher Lasch, en The True and Only Heaven, publicado en 1991, incluye por ello un capítulo titulado "Tom Paine: liberal o republicano?", cuyo contenido va en el sentido de esta interpretación, destacando que Paine no es ni opuesto a la representación ni hostil al desarrollo comercial, lo cual lo saca de la corriente "republicana", a excepción del pasaje del Common Sense ya mencionado en el cual proponía una visión negativa del comercio. Lasch, criticando así la posición de Isaac Kramnick, considera que el pensamiento de Paine se sitúa a la vez fuera del "republicanismo" y del liberalismo. Prefiere calificar como "populista" la tercera vía definida por Paine, en la medida que, al tiempo que toma prestados elementos de cada una de estas dos corrientes, opera una fusión original, [53] sin por ello precisar cuáles son los elementos "republicanos" que se podrían detectar en Paine. Ahora bien, en la síntesis que elaboró el autor de Rights of Man, el componente liberal es el que domina, como lo destaca con razón Lasch.[54] Esta combinación es diferente a la realizada por Jefferson, que se encontraba también en la encrucijada entre liberalismo y "republicanismo".[55] Pero el tercer presidente estadounidense al parecer se inclinaba con mayor fuerza hacia el lado "republicano". Siguiendo igualmente una línea media, Karen Ford toma por punto de partida la distinción establecida por Joyce Appleby entre una antigua y una nueva forma de republicanismo, para concluir que el pensamiento de Paine entra en el segundo por una alianza inédita entre republicanismo y liberalismo, en la medida que el primero está centrado en la permanencia constitucional y en el vínculo entre participación política y libertad, mientras el segundo hace hincapié en la libertad individual ante el Estado.[56]

Es necesario destacar que la tesis pocockiana de la existencia de una corriente "republicana" presenta varias fallas en lo que concierne al siglo XVIII, sobre Trenchard y Gordon, como lo mostró Christopher Hamel, [57] y sobre Montesquieu, considerado como uno de los fundadores del liberalismo político. En su texto consagrado al golpe de Estado de 18 Fructidor, Paine por lo demás veía en la adhesión del autor del Espíritu de las leyes a la tesis de la limitación de la extensión territorial como condición de viabilidad de la república, una garantía contra el enclaustramiento. Cuando afirmaba que Montesquieu "tenía una inclinación pronunciada por el gobierno republicano", [58] parecería entonces que Paine entendía dicho término en un sentido próximo a su propia concepción.

Lo que en definitiva está en juego en el liberalismo así como en el republicanismo es llegar a la articulación ideal entre libertad e igualdad, o entre sus distintas formas, tendiendo, en síntesis, la posición liberal a favorecer la libertad respecto a la igualdad, mientras el republicanismo pone el acento sobre la segunda. Pero como justamente lo ha observado Karen Ford, [59] Paine no ofrece una definición de la noción de libertad, a excepción de la que se encuentra en el artículo 2 de su proyecto de Declaración para la Constitución de 1793: "La libertad consiste en poder hacer todo lo que no es contrario a los derechos de otro: así pues, el ejercicio de los derechos naturales de cada hombre sólo tiene como límites aquellos que garantizan a los demás miembros de la sociedad el disfrute de esos mismos derechos".[60] Paine adoptaba allí la definición propuesta en el artículo 4 de la Declaración de 1789.[61] No es, pues, una definición formulada por él mismo. Tiende a colocar la libertad como no interferencia, para adoptar los términos de Pettit.

Paine puede por lo tanto ser incluido en el grupo de aquellos que Annie Léchenet califica de "republicanos liberales", [62] donde clasifica a Jefferson y Madison. El pueblo seguía siendo, a sus ojos, el mejor garante de la libertad. Según los términos empleados por Madison en enero de 1792, ser republicano significaba velar "por la defensa de la libertad contra el poder", [63] en particular mediante Constituciones. En un artículo de diciembre de 1791 había subrayado que "la república implica la noción de derechos del pueblo", y que "para asegurarse las ventajas de tal sistema, cada buen ciudadano será de entrada un centinela que proteja los derechos del pueblo".[64] Como Paine, Madison, en un artículo publicado en febrero de 1792, consideraba al régimen republicano como el que establecía "un gobierno que extraía su fuerza de la voluntad de la sociedad, y actuaba [...] según el entendimiento e interés de la sociedad".[65]

Es también basándose en Madison y Paine que Andreas Kalyvas e Ira Katznelson, en un artículo reciente, intentan superar la dicotomía republicanismo / liberalismo. A ambos los consideran defensores de una forma moderna de republicanismo y de un liberalismo nuevo, concluyendo que "el resultado" de la reflexión de esos dos autores "no puede ser descrito con exactitud como una simple síntesis que sería un terreno común aglutinador de dos tradiciones antagónicas".[66] De hecho, el liberalismo fue de entrada una "crítica a una cierta organización de los poderes políticos y religiosos", en particular, la absolutista, según la expresión de Pierre Manent.[67] Este también es un componente del republicanismo pocockiano. Lo que hizo Paine fue combinar el liberalismo y el contractualismo integrándolos en un esquema democrático de la representación para definir una nueva forma de republicanismo. Su crítica antimonárquica no es simplemente una nueva expresión de adhesión a la "virtud cívica", como lo indican A. Kalyvas e I. Katznelson, [68] pues se inscribe en un itinerario republicano o antimonárquico que rechaza todas las formas de monarquía, y no se parece sino de lejos a la crítica adelantada contra la corrupción por los Country Whigs, o al menos Paine le da un sentido diferente. La virtud cívica, en el sentido de participación necesaria para la vida de la democracia representativa, no obstante es uno de los fundamentos de este régimen según Paine, pero la participación es definida como un derecho fundamental y no como una virtud: el derecho al voto es para él el "derecho principal mediante el cual todos los demás derechos son garantizados", [69] como lo recuerda en 1795 en Dissertation on First Principles of Government. Para Paine, en revancha, no es la comunidad política la que realiza la humanidad del hombre, puesto que en su pensamiento la noción de comunidad política está atrofiada, lo cual no significa que para él sólo la sociabilidad y el compromiso en la sociedad constituyan la base de la virtud, como lo señala Gordon S. Wood cuando comenta la distinción establecida por aquel entre sociedad y gobierno en el Common Sense, y que identifica incluso a este respecto la aparición de lo que llama "la nueva virtud social" que se opondría a la virtud clásica basada en la participación en lo político.[70]

Conclusión Aquí habríamos podido hablar también del "liberalismo republicano de Thomas Paine". Sus escritos tienden tanto a mostrar cómo en su pensamiento los dos paradigmas que son el "republicanismo" y el "liberalismo" son indisociables. Las huellas residuales de republicanismo pocokiano visibles sobre todo en sus primeros textos tienden a borrarse progresivamente para hacer advenir una forma moderna de republicanismo basado en un contrato liberal que garantiza los derechos naturales donde la participación y la vigilancia del ciudadano son una virtud importante, pero no tienen ya, eso parece, el mismo sentido que le daban los "republicanos" identificados por Pocock. La tesis de Philip Pettit según la cual Paine sería un "republicano" pues adhiere a la libertad como no dominación[71] es, en fin, bastante convincente: el contrato político es para Paine una renuncia de cada uno al despotismo sobre los demás. Lo que plantea dificultades en cambio es que las implicaciones propiamente filosóficas de las nociones de "derecho" y "libertad" están relativamente ausentes de un pensamiento cuyo objetivo pedagógico a veces deviene un obstáculo. Si el pensamiento de Paine incita a retomar ciertas categorías intelectuales, este es un proceso que tiene sus límites habida cuenta de esas fallas.

[Carine Lounissi, "Le républicanisme libéral de Thomas Paine", Révolution Française.net, noviembre de 2011. Texto presentado en el taller "Les héritages des républicanismes et la république comme utopie", realizado en noviembre de 2010. Traducción de Isidro Vanegas]

[1] Thomas Paine, Rights of Man, Common Sense and Other Political Writings, edición de Mark Philp, Oxford University Press, Oxford, 1995, pp. 176-177. [2] "In republics ... the sovereign power ... remains where nature placed it – in the people". Thomas Paine, The Complete Writings of Thomas Paine, t. 2, edición de Philip S. Foner, The Citadel Press, Nueva York, 1945, p. 373. [3] Baruch de Spinoza, Traité théologico-politique, Garnier-Flammarion, París, 1965, p. 268. [4] Baruch de Spinoza, Traité théologico-politique, ob. cit., p. 266. [5] "the assuming right of breaking and violating their engagements ... or defrauding, imposing or tyrannizing upon each other" (Thomas Paine, The Complete Writings of Thomas Paine, ob. cit., t. 2, p. 375). [6] Philip Pettit, Republicanism: A Theory of Freedom and Government, Oxford University Press, Oxford, 1997, p. 22. [7] "certain rights of nature reserved to the citizens by the English constitution" (John Adams, The Political Writings of John Adams, edición de George A. Peek, Jr., Liberal Arts Press, Nueva York, 1954, p. 62). [8] They "had a clear right to have erected in this wilderness a British constitution, or a perfect democracy or any other form of government they saw fit" (John Adams, The Political Writings of John Adams, ob. cit., pp. 60-61). [9] "the first to state the theory of natural rights of the colonists without reference or reliance upon the laws or customs of the land" (Benjamin Wright, American Interpretations of Natural Law, Harvard University Press, Cambridge, 1931, p. 92). [10] Thomas Paine, Rights of Man, Common Sense and Other Political Writings, ob. cit., p. 233. [11] Thomas Paine, Rights of Man, Common Sense and Other Political Writings, ob. cit., p. 233. [12] Thomas Paine, The Complete Writings of Thomas Paine, ob. cit., t. 2, p. 371. [13] Thomas Paine, Common Sense and Other Writings, edición de Gordon S. Wood, The Modern Library, Nueva York, 2003, p. 79. [14] "the government inevitably falls from ignorance into tyranny" (Thomas Paine, Collected Writings, edición de Eric Foner, Literary Classics of the United States, Nueva York, 1995, p. 377). [15] Thomas Paine, Rights of Man, Common Sense and Other Political Writings, ob. cit., pp. 231-232. Este era ya el argumento de Rousseau en el Contrato social: "si es difícil que un gran Estado sea bien gobernado, lo es mucho más que él sea bien gobernado por un solo hombre" (Jean-Jacques Rousseau, Du contrat social, Garnier Flammarion, París, 1992, p. 101). [16] Jean-Jacques Rousseau, Discours sur l'économie politique, Garnier-Flammarion, París, 1990, p. 77. [17] Thomas Paine, Rights of Man, Common Sense and Other Political Writings, ob. cit., p. 224. [18] "republicanism is not a remedy that strikes at the root of evil. Injustice, oppression and misery can find an abode in those happy seats" (William Godwin, An Enquiry Concerning Political Justice (1793), en Mark Philp, dir., The Political and Philosophical Writings of William Godwin, t. 3, Pickering, Londres, 1993, p. 438). [19] "it is not necessary to prove so simple a proposition, as that all republicanism, all equalisation of ranks and immunities, strongly tends towards an equalization of property" (Mark Philp, dir., The Political and Philosophical Writings of William Godwin, ob. cit., t. 3, p. 473). [20] Montesquieu, De l'esprit des lois, t. 2, Garnier Flammarion, París, 1979, pp. 9-10. [21] Montesquieu, De l'esprit des lois, t. 2, ob. cit., p. 9. [22] Thomas Paine, Rights of Man, Common Sense and Other Political Writings, ob. cit., p. 265. [23] Thomas Paine, The Complete Writings of Thomas Paine, ob. cit., t. 2, p. 283. [24] Thomas Paine, Le sens commun, traducción de Bernard Vincent, Aubier, París, 1983, p. 139. Citaciones originales: "commerce diminishes the spirit both of patriotism and military defence"; "with the increase of commerce, England hath lost its spirit" (Thomas Paine, Rights of Man, Common Sense and Other Political Writings, ob. cit., p. 42). [25] Christopher Lasch, Le seul et vrai paradis, une histoire de l'idéologie du progrès et de ses critiques, traducción de Frédéric Joly, Editions Climats, Castelnau-Le-Lez, 2002, p. 163, "one of the few unadulterated expressions of republican ideology in Paine's writings", Christopher Lasch, The True and Only Heaven, Progress and its Critics, W. W. Norton, Nueva York, 1991, p. 178. [26] "the best distribution is that which would most favor, health, virtue, intelligence, and competency in the greatest number of citizens" (James Madison, The Papers of James Madison, t. 14, University Press of Chicago / University Press of Virginia, Chicago / Charlottesville, 1962, p. 245). Madison es quien subraya. [27] Thomas Paine, Les droits de l'homme, traducción de Bernard Vincent, Presses Universitaires de Nancy, Nancy, 1991, p. 152. "the wants which necessarily accompany the cultivation of a wilderness" (Thomas Paine, Rights of Man, Common Sense and Other Political Writings, ob. cit., p. 211). [28] Thomas Paine, The Complete Writings of Thomas Paine, op. cit., t. 2, p. 283. [29] "Paine did not share the fears of Americans in the agrarian party tradition who viewed economic growth as decay" (Eric Foner, "Thomas Paine's Republic: Radical Ideology and Social Change", en Alfred Young, dir., Explorations in the History of American Radicalism. The American Revolution, Northern Illinois University Press, DeKalb, 1976, p. 227). [30] John Dorfman, "The Economic Philosophy of Thomas Paine", Political Science Quarterly, vol. 53, 1938, p. 372. [31] John G. A. Pocock, Vertu, commerce et histoire, traducción de Hélène Aji, Presses Universitaires de France, París, 1998, p. 359. Citación original: "in English terms, we may read part two of the Rights of Man as marking a decisive move away from any dream of a merely rustic, republican, or Anglo-saxon democracy" (John G. A Pocock, Virtue, Commerce and History, Cambridge University Press, Cambridge, 1985, p. 288). [32] "the virtue of the house of commons (the republican part in the constitution)". Thomas Paine, Rights of Man, Common Sense and Other Political Writings, ob. cit., p. 19. [33] Thomas Paine, Rights of Man, Common Sense and Other Political Writings, ob. cit., p. 19. [34] Thomas Paine, Le sens commun, ob. cit., p. 89. "when the republican virtue fails, slavery ensues" (Thomas Paine, Rights of Man, Common Sense and Other Political Writings, ob. cit., p. 19). [35] "the virtue on which republics are founded" (Thomas Paine, The Complete Writings of Thomas Paine, ob. cit., vol. 2, p. 344). [36] Montesquieu, De l'esprit des lois, ob. cit., t. 1, p. 144. [37] Montesquieu, De l'esprit des lois, ob. cit., t. 1, p. 167. [38] "the representative and equalizing system ... is ... calculated for infant society, for shepherds, fishermen and huntsmen, where the riches of the state is scarce yet become an object of temptation, or an excitement to plunder" (Gregory Claeys, dir., Political Writings of the 1790s, t. 6, Pickering, Londres, 1995, p. 341). [39] Gregory Claeys, dir., Political Writings of the 1790s, ob. cit., t. 5, p. 401. [40] "this childish chimera of the natural equality of man" (Gregory Claeys, dir., Political Writings of the 1790s, ob. cit., t. 6, p. 346). [41] Gregory Claeys, dir., Political Writings of the 1790s, ob. cit., t. 6, p. 337. [42] Thomas Paine, Rights of Man, Common Sense and Other Political Writings, ob. cit., p. 5. [43] Me limitaré aquí a la noción de liberalismo político. Sobre las opiniones potencialmente liberales de Paine en el plano económico, ver Carine Lounissi, La pensée politique de Thomas Paine en contexte : théorie et pratique, Honoré Champion, París, 2012. [44] Pierre Manent, Histoire intellectuelle du libéralisme, Hachette, París, 1988, p. 153. [45] Pierre Manent, Les libéraux, Gallimard, París, 2001, pp. 375-433. [46] Pierre Manent, Histoire intellectuelle du libéralisme, ob. cit., pp. 139, 145, 153. [47] "few liberals were so fervently committed to democracy and egalitarianism" (Isaac Kramnick, "Tom Paine: Radical Liberal", en Isaac Kramnick, Republicanism and Bourgeois Radicalism: Political Ideology in Late Eighteenth-century England and America, Cornell University Press, Ithaca, 1990, p. 160). [48] Sobre esta disputa historiográfica, ver especialmente: Gwenda Morgan, The Debate on the American Revolution, Manchester University Press, Manchester, 2007, pp. 132-145; y Lucia Bergamasco, "Le républicanisme: thème historique, paradigme historiographique", Cahiers Charles V, n° 39, diciembre de 2005, pp. 15-43. [49] "the people of America, in conducting their revolution, learned nothing from Locke" (Alfred Owen Aldridge, "Thomas Paine and the New York Public Advertiser", New York Historical Society Quarterly, vol. 88, 1953, p. 381). [50] David Wootton, "The Republican Tradition: from Commonwealth to Common Sense", en David Wootton, Republicanism and Commercial Society: from the English Civil War to American Revolution, Stanford University Press, Stanford, 1994, pp. 3-4. [51] Mark Philp, Paine, Oxford University Press, Oxford, 1989, p. 30. [52] John Keane, Tom Paine: a Political Life, Bloomsbury, Londres, 1995, p. xx; Gregory Claeys, Thomas Paine: Social and Political Thought, Unwin Hyman, Boston, 1989, p. 5; Jack Fruchtman, Thomas Paine : Apostle of Freedom, Four Walls Eight Windows, New York, 1994, pp. 6-8. [53] Christopher Lasch, The True and Only Heaven, Progress and its Critics, ob. cit., p. 180. [54] Christopher Lasch, The True and Only Heaven, ob. cit., p. 180. [55] Ver especialmente: Garret Ward Sheldon, The Political Philosophy of Thomas Jefferson, The John Hopkins University Press, Baltimore y Londres, 1991, p. 17. [56] Thomas Paine, Property, Welfare and Freedom in the Thought of Thomas Paine: A Critical Edition, edición de Karen M. Ford, Edwin Mellen Press, Lewiston, 2001, ob. cit., p. 32. [57] Christopher Hamel, "Prendre la vertu et les droits au sérieux: l'hypothèse d'un républicanisme des droits", Les Études philosophiques, n° 4, 2007, París, pp. 499-517. [58] "was strongly inclined to republican government" (Thomas Paine, The Complete Writings of Thomas Paine, ob. cit., t. 2, p. 598). [59] Karen M. Ford, The Political Theory of Thomas Paine (1737-1809): Is There a Conflict Between Liberty and Democracy, Tesis de estudios económicos y sociales sustentada en 1995 en la Universidad de Manchester, p. 229. [60] Condorcet, ?uvres, t. 12, Friedrich Frommann Verlag, Stuttgart-Bad Cannstatt, 1968, p. 416. "Liberty is the power to do everything that does not interfere with the rights of others: thus, the exercise of the natural rights of every individual has no limits save those that assure to other members of society the enjoyment of the same rights" (Thomas Paine, The Complete Writings of Thomas Paine, ob. cit., t. 2, p. 558). [61] El la había citado en la primera parte de Rights of Man, donde había agregado el adjetivo "política" para calificar "la libertad" en su traducción, mientras que el término no figura en el original. Thomas Paine, Rights of Man, Common Sense and Other Political Writings, op. cit., p. 162. [62] Annie Léchenet, Jefferson et Madison, un débat sur la république, Presses Universitaires de France, París, 2003, p. 69. [63] "defending liberty against power" (James Madison, The Papers of James Madison, ob. cit., t. 14, p. 192). [64] "a republic involves the idea of popular rights" ; "To secure the advantages of such a system, every good citizen will at once be a sentinel over the rights of the people" (James Madison, The Papers of James Madison, ob. cit., t. 14, p. 179). [65] "a government, deriving its energy from the will of the society, and operating ... on the understanding and interest of society" (James Madison, The Papers of James Madison, ob. cit., t. 14, p. 234). [66] "The result cannot be accurately described as a simple synthesis on a middle ground between two contending traditions" (Andreas Kalyvas, Ira Katznelson, "The Republic of the Moderns: Paine's and Madison's Novel Liberalism", Polity, n° 38, 2006, p. 476). [67] Pierre Manent, Les libéraux, ob. cit., p. 11. [68] Andreas Kalyvas, Ira Katznelson, "The Republic of the Moderns: Paine's and Madison's Novel Liberalism", artículo citado, p. 466. [69] "the primary right by which other rights are protected" (Thomas Paine, Rights of Man, Common Sense and Other Political Writings, ob. cit., p. 398). [70] Gordon S. Wood, The Radicalism of the American Revolution, Vintage, Nueva York, 1991, p. 217. [71] Philip Pettit, Republicanism: A Theory of Freedom and Government, ob. cit., p. 56.


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