Y como todo ser humano aspira a su minuto de gloria pues ahí tenemos al desocupado marido de la enfermera contagiada de ébola que, lejos de dar las gracias por la curación de su mujer, anuncia que se juramenta hasta la última gota de su sangre para demostrar -como si no fuera algo público y notorio- que la gestión de la crisis del ébola en España ha sido un desastre. Anuncia acciones legales contra los responsables de sanidad de la Comunidad de Madrid y frente a la Ministra Ana Mato. Bueno pues que le cunda y, como le diría cualquier gitano, pleitos tengas, aunque los ganes.

Por su parte, el cuerpo de auxiliares de enfermería aprovechan la visibilidad que el tema les da para desempolvar sus históricas reivindicaciones frente a la comunidad de Madrid y el gobierno de España. Olvidan que su profesión tiene sus riesgos propios -entre los que se encuentra el contagio- como tiene riesgos el de soldado, piloto de aviación, policía, bombero, minero, etc. etc. Callan que el núcleo de toda su efervescencia y su marea de bata blanca no es otro que el preservar su privilegiado estatuto de empleado publico y ni de lejos una mejor atención sanitaria al ciudadano.

Mientras y después de haberlo anticipado aquí mismo antes de ahora, el recuento de contagiados -en España- fallecidos, sigue siendo el mismo: ninguno. La única contagiada, la auxiliar de enfermería, Teresa Romero, ya ha superado la enfermedad. Para ese viaje, que diría el otro, no se necesitaban tan abultadas alforjas, pero el gobierno no sería tal si no fuera porque, o no llega, o se pasa siete pueblos. Más aún, el español que se trasladó a Madrid con el ébola falleció y la misionera también contagiada, que no fue trasladada, sobrevivió.

Las futuras vacunaciones serán masivas

Los medios de comunicación han hecho su particular Agosto en Otoño con el temita aunque ya aburran; el gobierno de España ha vendido su imagen de país avanzado -aunque ha estado a punto de salirle el tiro por la culata- y la todopoderosa Vicepresidenta ha salido reforzada de la crisis al ponerse al frente del comité especial creado. Por último, la inútil y corrupta OMS, la que pronosticó millones de infectados, la que hablaba de que el ébola sería pandemia y que se nos había ido de las manos, empieza a diluirse y disolverse en sus propios comentarios, consciente de que su estadística ni se cumple, ni ya se se espera que lo haga. Hoy hemos sabido que el país mas grande de África -Nigeria- no registra ningún enfermo y que está libre de ébola.

Pero el gran triunfo, como ya apunté, es el más silenciado: el de las multinacionales farmacéuticas que preparan las vacunas y los antivirales para tratar la enfermedad. Ya igual que ébola no sea una enfermedad peligrosa y de difícil contagio. La alarma creada es suficiente para que hagan su negocio -que se estima en decenas de miles de millones de dolares- vendiendo todo ese arsenal químico a los gobiernos en prevención de la pandemia que, salvo una acción terrorista, nunca existirá.

AscoHastaLaNáusea