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Han pasado 20 años desde el atentado de las torres gemelas, el atentado más cruel, dañino, gratuito y espectacular, que se recuerda en la historia reciente y que da una buena medida de lo que son y representan sus autores materiales e intelectuales
Los Estados Unidos, respondieron a este atentado pretendiendo dar un escarmiento ejemplar a sus autores, pero lejos de ello lo que consiguieron fue empeorar la situación a nivel mundial y extender los atentados a otros muchos países.
Veinte años después de la venganza ejercida por los EE.UU. contra los pueblos islámicos, el mundo no es el mismo…es mucho peor y ha producido un ola migratoria incontenible que afecta fundamentalmente a la Unión europea.
La sed de venganza, que no justicia, de los norteamericanos, llevó a la invasión de Afganistán e Irak, a intervenciones en Libia, Yemen, Somalia, Niger y Siria, con el consabido resultado de sangre destrucción, muerte y emigración, así como al hundimiento de las ya de por sí debilitadas economías de estos países.
Detenciones, encarcelamientos y desapariciones ilegales, violación sistemática de los Derechos Humanos de todos estos pueblos con total impunidad y en la mayoría de las ocasiones con la complicidad de buena parte de los países de la Unión Europea.
La venganza se ha consumado y su costo ha superado con creces a las pérdidas económicas producidas por el atentado del 11-S y a su número de muertes, sin que por ello mejorara la paz y la estabilidad de los pueblos.
Durante estos años, han crecido el número de organizaciones radicales islámicas, ha crecido el fascismo, la xenofobia, el odio al ser diferente, el desprecio a la democracia y al liderazgo.
El prestigio de los Estados Unidos está tocando fondo mientras China afianza su liderazgo mundial pese al intento sistemático de aislamiento y ninguneo del Tío Sam y sus aliados.
Y es que el Tío Sam y sus aliados vienen cavando su propia tumba desde hace años, lo vienen haciendo desde la caída misma del Muro de Berlín.
La torpeza rusa llevó a errores encadenados que dieron alas al Tío Sam y sus aliados hasta que tropezaron con las ambiciones de los islamistas, a los que habían azuzado contra los comunistas, en la antigua URSS y en China.
Osama Bin Laden fue uno de tantos entrenados por los Estados Unidos para combatir con las armas a los comunistas de la Unión Soviética y a los musulmanes progresistas.
En los años 80, Estados Unidos con la ayuda de Arabia Saudita, crearon y financiaron las madrazas (escuelas islámicas) asentadas en Pakistán, de las que salieron los seminaristas radicales hoy conocidos como talibanes, y cuyo fin era combatir la influencia del socialismo soviético en la sociedad afgana de entonces.
Esos islamistas sunitas, jugaron un papel importante en las guerras de la antigua Yugoslavia, Chechenia, en los atentados de la minoría uigur en China y en los ataques contra gobiernos Baazistas.
Fueron usados como punta de lanza contra los gobiernos próximos al movimiento Baaz o Baas, ese que se intenta enterrar por todos los medios y que sufrió su primera gran agresión con la invasión de Irak.
Pero diez años antes de la caída del muro de Berlín (1989), se había producido un hecho sin precedentes que hizo morder el polvo del desierto a las tropas de élite norteamericanas, el famoso secuestro de los rehenes de la embajada de Teherán, en la naciente Republica islámica chiita (1979).
Triste final para la caída de un imperio, que no fue otra cosa más que un tigre de papel
Ese es el punto de inflexión que marca un antes y un después en el intervencionismo norteamericano, Estados Unidos hubiera invadido Irán como respuesta al secuestro, pero la Unión Soviética acababa de invadir Afganistán para frenar las revueltas de los sunitas, financiados por Arabia Saudita y los Estados Unidos.
En enero de 1979 el ayatolá Jomeini regresa a Irán y se funda la República Islámica de Irán, los chiitas se hacen con el control de poder y en Octubre se lleva a cabo el asalto a la embajada de los Estados Unidos tomando varios rehenes, en el intento por rescatar a los rehenes, la tropas de élite estadounidenses muerden el polvo del desierto en un estrepitoso fracaso.
En 1979 Las tropas de la Unión Soviética invaden Afganistán para evitar la caída del gobierno baaista del Partido Democrático Popular asediado por los sunitas pastunes, entre los cuales se encontraba Osama Bin Laden.
En ese mismo año, Osama Bin Laden es entrenado por los Estados Unidos para combatir al Ejército soviético en Afganistán, al mando de las tropas sunitas llamadas muyahidines.
Un año después, ante la llamada del ayatolá Jomeini a la yihad en los países árabes, se produce la invasión de Irán por parte de Irak, enfrentando al baaismo con los chiitas, en una guerra que duró 8 años y costó más de un millón de muertos.
En 1990 se desata la Guerra del Golfo a consecuencia de la invasión de Kuwait por parte de Irak, que es expulsado ¡¡por una coalición de 34 países!! liderada por los Estados Unidos. Una guerra que tenía como trasfondo el bajo precio del petróleo impuesto por un acuerdo entre Estados Unidos, Arabia Saudita y los emiratos del golfo.
En esta guerra participaron los muyahidines afganos entrenados por los Estados Unidos y fue la causa de la deserción de Osama Bin Laden de este grupo, pasando a crear Al-Qaeda y con ella la red internacional yihadista, que daría pie a la creación de otras similares como el Estado Islámico (conocido como ISIS o Dáesh).
Osama Bin Laden, que regresa a Arabia Saudita, se había convencido de que los Estados Unidos pretendían sojuzgar y someter a los pueblos árabes y hace de Al-Qaeda una milicia para la Guerra Santa, participando en la creación de células en Bosnia, Herzegobina, Francia, Alemania, Yemen, Somalia, Tanzania…
En 1992 se firma el acuerdo de Peshawar, se crea el Estado Islámico de Afganistán, se desata la guerra civil entre los señores de la guerra y los distintos bandos musulmanes.
En 1994 los talibanes se hacen con el control del poder, después de ajusticiar a varios señores de la guerra y el mulá Mohammad Omar se erige en su líder espiritual, con el apoyo de Pakistán.
Osama Bin Laden se refugia en las montañas fronterizas de Afganistán y Pakistán, para dirigir Al-Qaeda y una serie encadenada de atentados suicidas contra objetivos occidentales, que culminarían con el atentado contra las torres gemelas de Nueva York, el 11 de Septiembre de 2001.
De lo contado se deduce una fácil moraleja que no vamos a mencionar.
Asistimos al fin del imperio yankee y se alumbra la era china, en la que habrá un mundo multipolar y diverso, que nos haga olvidar el mundo bipolar del Tío Sam.
Por cierto, de bipolares hablamos recientemente.
@ordosgonzalo
gonzalo alvarez-lago garcia-teixeiro