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Abrigo serias dudas sobre un Servicio Militar que se dice voluntario cuando tiene que recurrir a llenar las plazas vía un sorteo donde los participantes no concurren motu proprio, en ese sentido creo que el Estado tiene la obligación de hacer atractivo el servicio militar brindándoles mejores oportunidades a los voluntarios de desarrollarse dentro y fuera de la institución para captar un mayor número de voluntarios y no estar como hasta ahora donde el servicio con extrañas excepciones resulta solo atractivo para aquellos que por falta de otras opciones; tienen que conformarse ante la perspectiva de un techo y tres comidas al día.
Entiendo la necesidad de llenar las plazas del Servicio Militar al cual yo no puedo llamar voluntario cuando supone la disposición del arbitraria del tiempo y las libertades de una parte importante de sus componentes; estando tan cerca el fallo de la Haya y que sean numerosas las voces que en Chile abogan por desconocer una resolución desfavorable para sus intereses. Nos guste o no alguien tiene que velar por nuestra seguridad en el caso hipotético de un conflicto o siquiera para disuadir las probables intenciones hostiles de los halcones del país del sur. Negarnos a esa posibilidad en nombre de los principios prístinos es poco realista y hasta suicida.
Hay algo sin embargo que no puedo aceptar del "SMO" y es su carácter discriminador. Si para algo debe y puede servir un servicio militar sea obligatorio o voluntario además de su rol en el esquema de la defensa nacional, es fomentar la integración social y no resulta nada integrador que estén cobrando la suma de 1850 soles por legalizar la evasión del servicio. Eso es simplemente legitimar la desigualdad, es tirar por la borda todo el discurso de inclusión que se supone es el eje central de este gobierno en un acto de inconsecuencia absoluta. Si algo se tiene que hacer con esa ley es derogar el tema de la multa y hacer el resultado del sorteo obligatorio salvo que sea por causales de salud u obligaciones familiares.
Imagen: difusión
El servicio militar no es lo peor que le puede pasar a un joven en nuestro país, no es una neo esclavitud y menos la invitación a una muerte segura como han escrito en otros espacios dos destacados referentes jóvenes del liberalismo peruano. Es una institución que debe revisarse para hacerla un instrumento integrador de nuestra sociedad como ocurre en Suiza o Israel o bien suprimirse para dar paso a un ejército conformado al 100% por soldados profesionales de acuerdo a las necesidades y recursos con los que cuenta el país. Un cambio que desde la sociedad civil requiere un debate técnico alturado, incidencia sobre los medios de comunicación así como sobre los decisores políticos y no meros prejuicios antimilitaristas y lloriqueo simplón.
Iván Budinich Castro ivanbudinich@yahoo.com @ibucas