Su nombre es Policía, su ocupación Proactivo, su lugar de trabajo cualquier calle, barrio, cuadra o sector en la ciudad de Trujillo - PERU o en cualquier parte de nuestro territorio nacional. Hombres y mujeres de bien, personas solidarias, nobles, con una entrega social a la comunidad increíble, son los policías proactivos que los encontramos trabajando a favor de la seguridad ciudadana, en el anonimato y sin el apoyo necesario que se les debería brindar. Todos ellos participan de la misma filosofía, trabajar solidaria y desinteresadamente por su comunidad, con la comunidad, en la comunidad. En el pasado siglo XX también existían policías proactivos y se llamaban guardias civiles, pero a diferencia de los actuales, eran la mayoría, ahora son muy pocos.

Pero felizmente existen y han hecho de su profesión un verdadero apostolado digno de admirar y comentar. Que sería de las Juntas Vecinales de Seguridad Ciudadana sin ellos, que podrían decir los jefes de las oficinas de participación ciudadana de la PNP si no fuera por el trabajo que hacen estos sacrificados policías que de la nada hacen surgir esperanzas, sonrisas y satisfacciones a cientos de niños, adolescentes y jóvenes, que en un país en donde las oportunidades para los que nada tienen son cada vez menos, constituyen realmente un paradigma y un modelo de trabajo que si las autoridades policiales y del gobierno miraran con mejores ojos, se darían cuenta que tienen muy cerca a un potencial significativo de colaboradores listos para llevar adelante verdaderas políticas nacionales para prevenir el delito y sobre todo evitar el incremento de la criminalidad.

Pero felizmente existen y han hecho de su profesión un verdadero apostolado digno de admirar y comentar

Los policías proactivos no son diferentes, por el contrario son auténticos representantes de la finalidad fundamental del trabajo policial, pero no encajan dentro del modelo represivo que prioriza actualmente la PNP. La prevención no da réditos, por eso solo se les toma en cuenta para cumplir con objetivos formales de un sistema de participación ciudadana que se limita a cumplir metas numéricas programadas por imagen y para justificar el gasto público; pero sus iniciativas que debieran se apoyadas no son valoradas y usualmente dejadas de lado. Conozco el caso de Fernando en el sur del país, un policía proactivo del grado de suboficial interesado en aprovechar uno de los dos terrenos sin construir contiguos a su Comisaría para crear ‘ Talleres Productivos’ destinados a enseñar oficios a los integrantes de su comunidad, trabajar y sostener a sus familias dignamente, todo un proyecto financiado gracias a su gestión, con el aporte generoso del sector privado minero, para la construcción, implementación y mantenimiento de los citados talleres sin costo alguno para el Estado y en el pueblo de Congata; ha solicitado autorización a su comando para que se proceda a la ejecución de las obras de sus ‘ Talleres Productivos’ , pero le preocupa la demora injustificada de la respuesta. ‘ El pueblo nos necesita dice Fernando’ . Probablemente el y su noble corazón desconocen que esta iniciativa debe estar incomodando a las personas que no admiten aprobar la ejecución de ideas que no tengan el nombre de ellos, su fotografía o su sello de autor o gestor. Algo similar sucede en nuestra ciudad.