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Autor: Erick Yonatan Flores Serano (Egresado de Sociología)
Mientras uno disfruta del maravilloso mundo del internet, puede toparse con cualquier cosa, y es sumamente incómodo que en la red exista información tan falsa que a veces suena real, muchas veces hasta reconfortante; y lo más llamativo es que las hermosas mentiras suelen ser más populares que las horribles verdades, tal es el caso del precario artículo de Jorge L. Daly, economista político y catedrático de la Centrum Católica - Pontificia Universidad Católica del Perú. En su artículo titulado "Capital(ismo) en el siglo XXI" nos ofrece una serie de mentiras muy bien diseñadas para servir de terapia al lector. Esa siempre ha sido (lo sigue y seguramente lo seguirá siendo), la maniobra política más famosa de la historia, el adagio lo dice bien claro: "Miente, miente y miente, algo quedará"; y precisamente por esto, me siento en la obligación de corregir las barrabasadas del autor. A continuación desmentiré, punto por punto, las infames líneas de uno de los artículos más tendenciosos que haya leído en este Mayo que comienza.
En un primer momento el autor nos habla de la situación política de EUA y dice textualmente: "Aquí también la política es disfuncional y su práctica cada vez más propia de circo". Y esto es, en lo único que puedo estar de acuerdo con el autor. La herencia de N. Maquiavelo sigue vigente en la política actual, todo el mundo político se mueve en función a un fin, y los medios ciertamente no importan demasiado. No hay mucho más que decir. Pero mientras continúa el artículo se empieza a notar el claro sesgo del autor y su precaria interpretación.
1. Luego de acertar con su somero análisis político, incurre en un error muy común en estos tiempos, podría ser hasta inocente pero francamente lo dudo. Referirse a la crisis económica de 2008 y encausarla a una "desregulación a ultranza de los mercados financieros" es una abrupta equivocación que dice mucho del desconocimiento y la precariedad en el análisis.
En primer lugar es oportuno mencionar que el autor afirma que la crisis financiera de 2008 es producto del mercado libre en dicho rubro, lo cual es totalmente falso. La crisis financiera tiene su origen en la expansión crediticia, el crédito creció durante 15 años consecutivos previos a la explosión, con tasas que variaban desde 7 hasta 10 % anual, pero esto a todas luces es algo positivo, habla bien de la economía de un país; a no ser que dicho crecimiento no tenga sustento real, y cuando el crédito no se sustenta en el ahorro de la gente, solo puede existir mediante el aval del estado, lo que se trata de dinero artificial generado desde el gobierno. Con todo este alboroto, inversionistas extasiados por el auge de crédito se lanzaron a invertir, el espejismo duró poco, una vez hecha la inversión el mercado dio cuenta de la verdad, determinó con exactitud el gran error y la burbuja explotó. La enorme distancia entre crédito y ahorro devino en propiedades vacías, gente sin dinero para comprarlas, ergo, inversiones sin valor. Sin duda alguna, un descalabro muy grande para la economía mundial; más tarde esto se replicaría en Europa con características relativamente similares pero dejo su análisis para otra ocasión.
Dicho esto, ahora habría que preguntarnos si el mercado financiero es libre o intervenido, para lo cual, daré a conocer un par de rasgos que seguramente darán cuenta de la verdad. Para comenzar debo decir que en EUA el mercado financiero está sumamente intervenido por el gobierno; a través del banco central, el estado se encarga de definir el tipo de interés y la unidad monetaria con la cual hacer las operaciones, ambas potestades únicas de las partes en coordinación. Solo con estas dos, nos damos cuenta del control que ejerce el gobierno en el mercado financiero. Ahora, también es importante recordar las acciones del gobierno una vez rotos los platos, cuando con total descaro, inyectó dinero estatal para que los bancos no quebraran, lo cual no tiene ningún tipo de justificación ética. El gobierno rescatando a los bancos a los que avaló con dinero público es la muestra más clara de la forma grosera de intervención estatal en materia económica y financiera. Lo demás ya es conocido, la sociedad civil tuvo que capitalizar el problema sobre sus espaldas ya que gobierno y privado no pierden, la ecuación se hizo para que ganen ambos, y el grueso de la gente, pagando las consecuencias. A esto último se le conoce como corporativismo (que no se aleja mucho del mercantilismo), una intervención estatal en materia económica que establece una alianza entre el gobierno y el sector privado para consolidar beneficios mutuos, excluyendo a la población en general de todo tipo de beneficio.
Y para terminar ésta parte es necesario que entendamos que significa realmente un mercado libre, comprender con claridad el tema económico parte necesariamente de contar con un presupuesto conceptual sólido en la materia. Bien pudiera llenar más hojas con autores y conceptos pero sería en vano, mejor ofrezco un concepto propio, relativamente simple y asequible. En mi modesto entender, el capitalismo es aquel sistema económico que se sustenta en el libre mercado como el generador de procesos de intercambio voluntario entre partes interesadas. Entonces el libre mercado es simplemente el laissez faire, laissez passer, el dejar hacer y dejar pasar de Vincent de Gournay ha de respetarse en todo el sentido de la expresión, de lo contrario ya no hablamos de libre mercado, y esto es lo que desconoce, con o sin intención, el autor. Entonces, si alguien aún cree que el mercado financiero es un sector que atraviesa su momento más álgido por culpa de la NO regulación estatal, estamos ante la presencia de dos posibles cosas. O se trata de una ignorancia tan atrevida que juzga las cosas sin el conocimiento básico en el tema, o se trata de una vil mentira, así de simple. Hay que sacar las conclusiones del caso.
2. Más adelante el autor habla de los aciertos de Marx (cosa curiosísima), y hurgando en la historia de las ideas, al menos yo, no encuentro ninguno. Y en entera relación con el alemán, nos presenta a Piketty, el nuevo engreído de Krugman y Stiglitz, el cual reproduce la idea de la desigualdad clasista. El autor aquí hace referencia, citando a Piketti, de países como Francia, Inglaterra y sorprendentemente también Estados Unidos y sus respectivas economías, sostiene que éstos países se encaminan rápidamente a reproducir aberrantes estructuras de desigualdad, lo que para el autor significa el rasgo más destructivo del capitalismo, generar desigualdad creciente en la sociedad.
Pues bien, antes de analizar el argumento de la desigualdad debo decir que, el que Krugman y Stiglitz endiosen a Piketty como el nuevo referente de la economía actual o algo así, no quiere decir que goce de la veracidad necesaria para tomarlo como referencia importante. Marx fue un referente tristemente célebre, sus aportes de nada sirvieron a la humanidad, y si algo se gestó por culpa de sus ideas fueron los mares de sangre que sus fanáticos seguidores derramaron donde trataron de aplicar su burda teoría. Pikkety no se aleja mucho de esa fama nociva que seguramente la izquierda le otorgará en dentro de la academia, en fin.
Cuando Daly habla de la desigualdad evidencia su postura claramente, su orientación marcada por la idea de redistribución arraiga una profunda implicancia totalitaria, propia de cualquier calaña marxista (OJO que lo llamo marxista precisamente por el espíritu autoritario que encarna el marxismo). El autor no entiende que una "mejor" distribución de los ingresos es inmoral por excelencia puesto que implica un robo, un robo institucional; el gobierno utiliza indiscriminadamente la maquinaria del estado para expropiar la riqueza de los individuos. Max Weber definía al estado como el monopolio de la fuerza y no se equivocó. En este punto da igual si el estado tiene o no, buenas intenciones, no importa si con el dinero va a asistir a los pobres, a los desdichados o a cualquier estrato existente. El estado irradia injusticia porque para materializar sus acciones les quita la riqueza a unos para aliviar la pobreza de otros. Esto cercena irresponsablemente una de las características más maravillosas del ser humano, su capacidad de crear, de innovar, de inventar, de hacer uso de su inteligencia en conjunto con sus habilidades y destrezas para progresar e incrementar la calidad de su vida. Premiar el ocio y el fracaso con el "altruismo" estatal es condenar a la gente al conformismo, hacerla viciosa a la asistencia del estado, acostumbrarla a esperar que alguien más haga el trabajo. ¿Qué pasaría si mañana se decide eliminar los programas sociales como Juntos y demás asistencialismo dañino?, pues simple, por la tarde se tendría una marcha nacional en contra del estado, reivindicando los derechos de los peruanos y demás tonterías. Ése es el gran logro de la redistribución, generar relaciones de dependencia entre la población vulnerable y el estado. Cosa distinta pasaría si dejamos de lado los ilusorios sueños de ayudar a la gente por su condición y permitirles que solo ellos sean jueces de su progreso. Y para decir esto me apoyo en el mejor ejemplo peruano de progreso, el caso de los empresarios de Gamarra es brutalmente reconfortante con los pobres. Esto demuestra que gente indigente, migrantes que buscaban mejorar sus vidas en algo, lograron convertirse en el emporio comercial más grande de América Latina. El estado solo observó como ocurría una verdadera revolución social, no los ayudó ni nada por el estilo, solo los dejó crecer. He ahí el gran logro de la NO intervención del estado. Por algo se dice por ahí que el mejor gobierno es aquel que menos gobierna.
Y para terminar este tema, preguntaría, ¿qué tiene de malo la desigualdad de ingresos?, claro, concibiendo que unos explotan mejor sus capacidades que otros, y que producto de esto y solo de esto, es la riqueza que se ostenta. Bill Gates, Mark Zuckerberg y tantos otros, eran gente común y corriente que tuvieron una gran idea. ¿Hay algo de malo en que esto ocurra, que unos sean más exitosos que otros?, pues ciertamente NO. Nadie es igual a otra persona, las diferencias están en nuestra base genética, y si todos somos únicos, irrepetibles y DIFERENTES, porque hemos de pensar que podríamos llegar concebir la igualdad social o económica. Eso es lo peor que le puede pasar a una sociedad. Corea del Norte y Cuba son los países que han abrazado la idea de la igualdad en forma (casi) radical. Analicemos un instante la vida en estos países, se come lo que el gobierno quiere que comas, se lee lo que el gobierno quiere que leas, se escucha lo que el gobierno quiere que escuches, y lo peor, se vive de la forma en que el gobierno quiere que vivas. Así funciona el igualitarismo, nunca es (ni será) como lo cuentan sus fanáticos, una vida libre de perversiones, donde todos seamos igual de buenos y valorables, donde todos son dueños de todos y la armonía en la sociedad reina por los siglos de los siglos. Ese pensamiento mesiánico es muy torpe demasiado trillado en la actualidad. Lo que SÍ es posible es que unos cuantos mediocres puedan hacernos iguales a todos, igualmente mediocres, igualmente pobres, igualmente miserables. Mientras se construye la única diferencia en este escenario, la diferencia entre gobernantes y gobernados. Todos los gobernantes desbordantemente ricos y todos los gobernados igualmente pobres. Es por eso que la desigualdad no es un problema, prefiero mil veces un país con desigualdades abismales a nivel de ingresos (por ejemplo que la familia de Gates gane al mes lo que mi familia ganará en más o menos 100 años), a un país donde la igualdad sea relativamente generalizada, y no hay que olvidar que SIEMPRE la igualdad perjudica a los que están arriba. Igual que cuando podamos el césped, recortamos la hierba alta y la emparejamos a la baja. Así mismo ocurre en la realidad social, mediante ideas de justicia social, igualdad, y demás absurdos, se pretende darle a la población de abajo, el beneficio que no ganaron a través de la violencia en contra de la población alta. Eso es inmoral e injusto por donde se le mire.
3. Sigue en adelante una mención bastante tonta, menciona que en nuestro país es más difícil que se abandone el dogma del libre mercado. Habría que analizar, tal y como lo hice en el primer punto, si en verdad existe libre mercado en nuestro país. Si bien es cierto que Daly no desarrolla su idea, muestra claramente su creencia de que el modelo económico en el Perú es libre, o el libre mercado del cual tanto se queja. No soy buen pitoniso pero puedo decir sin muchas dudas que Daly cree que el Perú es un país con economía libre por adoptar (relativamente) las medidas del Consenso de Washington. Esto es lo más absurdo que puede haber, creer que las políticas del Consenso son liberales es pecar de inocente, o en el caso de Daly, de irresponsablemente precario, hasta improvisado. Las medidas formuladas por Williamson son las siguientes:
a) Reducir el déficit del Estado, (disciplina presupuestaria, los presupuestos públicos no pueden tener déficit.
B) Reorientar ese gasto a la atención médica básica y a la educación elemental en primer término.
C) Reforma impositiva, ampliar las bases tributarias y reducir las tasas impositivas marginales para aumentar la actividad económica y la recaudación.
D) Dejar flotar las tasas de interés para oxigenar los mercados financieros.
E) Sostener un tipo de cambio "competitivo" -permitir devaluaciones- para alentar las exportaciones.
F) Eliminar las restricciones físicas a las importaciones y sustituirlas por aranceles, a reducir luego gradualmente hasta un 10 o 20 por ciento.
G) Liberalizar la inversión extranjera directa.
H) Privatizar las empresas estatales.
I) Desregulación de los mercados (eliminar barreras de ingreso a los mercados y fortalecer la competencia).
J) Fortalecer la propiedad privada.
No repararé en analizar cada una de ellas para dar cuenta de los errores en los que se incurre al decir que estas medidas son liberales o de libre mercado (algunas SI pero la mayoría NO). Alberto Díaz Falcao y Alberto Mansueti tienen artículos sobre el tema, detallan muy bien cómo es que la implementación de las medidas del Consenso de Washington fueron la perversión total del liberalismo, por tanto, el viraje hacia algo que el liberalismo rechaza con fuerza y rigidez. Todo lo que se implementó y la forma en que se hizo, obedece a una lógica corporativista, un neo-mercantilismo es lo que existe hoy en día. No existe un libre mercado en nuestro país. Lo que existe es intervencionismo, estatismo puto y duro.
4. Prosiguiendo Daly nos dice que en Estados Unidos, el libre mercado marcha inexorable. Esto es lo más gracioso que se pueda leer en estos tiempos. El mercado libre en EUA está fuertemente intervenido, las regulaciones son brutales. Cuantas trabas creen que existe en norte-américa para poder crear una empresa o para comenzar a emprender. Toda la maraña administrativa existente es poco más que absurda, la densidad en la tramitación es el enemigo actual más peligroso para la libertad. Estados Unidos no es un país totalitario pero con tanta regulación no necesita serlo. El proteccionismo, las trabas, las "ayudas", los avales, y otras formas de intervención, han hecho que este país descienda varios puestos en el Índice de Libertad Económica. Ranking que ordena a los países del mundo en función a indicadores que dan cuenta de la libertad económica que existe en sus jurisdicciones. Es una lástima que Estados Unidos haya perdido la esencia que lo llevo a ser la primera potencia mundial, es una pena que haya perdido el rumbo en tan poco tiempo. Me pregunto qué dirían ahora sus padres fundadores, seguramente sentirían una gran decepción del país que ahora se ha convertido en un torpe gigante que se deshace lentamente, todo gracias al estatismo que hoy campea.
Habría que decirle a Daly que se informe mejor antes de emitir algún juicio sobre países que han mutado desde su origen, EUA es digno de analizar, sus crisis y debacles obedecen estrictamente a la paulatina y creciente intervención estatal que viene desarrollándose en dicho país. Negarlo es sinónimo de miopía que, como ya lo dije, es acogerse en la mentira o pecar de ignorante atrevido.
Bien, con estas aclaraciones espero haber cumplido lo que me propuse al terminar de leer el artículo. Desmentir las ideas que imperan en el discurso de Daly, las falacias mejor elaboradas que la izquierda forma para ofrecerlas como analgésico común para la gente. Todo el discurso retrógrada de izquierda ha mutado solo en la forma, ahora hace gracia, es popular, hasta es tendencia. Claro, quién no quiere oír de igualdad y justicia social, es un opio que adormece a la población, que engendra movilidad social y se destapa en "luchas dialécticas" con muchos costos y sin ningún beneficio. Nuestra herencia cultural no es esforzarse, no es trabajar duro, no es sacrificio; nuestra herencia ahora es, gracias a los mitos de la izquierda y todo su mediocre pensamiento, solo esperar a que el estado haga algo, siempre el estado debe hacer algo, y si el estado no hace nada es desdeñable, no cumple sus "funciones", pensamos sentimentalmente que es mejor elegir otros gobernantes que SI hagan algo. Todo se resume en un perverso razonamiento que le otorga al estado cada vez más espacios de acción y las personas son cada vez menos pensantes, menos productivas, menos creativas, menos HUMANAS.
El costo que significa la expansión del estado puede no verse a simple vista, solo los que comprendemos que la naturaleza humana es una y es la misma condición de diferencia para TODOS, nos damos cuenta de que la vida en sociedad en el futuro será poco más que una partida de ajedrez, aquí las manos que controlan los movimientos serán de los gobernantes que se arrogan la capacidad de controlar todo en base a su "incuestionable" juicio. Y por más que se trate de un gobierno de ángeles, es imposible que la sociedad logre desarrollarse. Nunca hay que olvidar que el camino hacia el infierno está empedrado de buenas intenciones. De lo contrario, seguiremos eligiendo, sin posibilidad de otras opciones, la forma más complaciente de como destruir nuestra sociedad. No hay camino hacia la libertad, la libertad es el camino.