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Un artículo publicado por 'The New York Times', concluye que una mano anónima ha escrito el texto en el que Donald Trump acaba mal parado. Podría ser obra de “alguien que odia a Trump, alguien que quiere ver el fin de Trump o un loco”.Es un topo
En medio del caos en que se ha vuelto la Casa Blanca, el presidente quiere que la justicia investigue al "topo" —hasta ahora solo se sabe que es un jerarca de alto rango—, que bajo anonimato-- denunció su incompetencia y dice pertenecer a una "resistencia silenciosa" dentro del gobierno.
El presidente acaba de sufrir una doble afrenta con la publicación, en un intervalo de 24 horas, de una columna de opinión en el The New York Times y los extractos de un libro también devastador del célebre periodista Bob Woodward, uno de los que destapó el caso Watergate que precipitó la caída de Richard Nixon. Los dos textos describen a Trump como un hombre incapaz de entender los retos de la presidencia y contenido por sus colaboradores para evitar un desastre.
"Pienso que el secretario de Justicia Jeff Sessions debería estar investigando quién fue el autor de ese artículo porque realmente creo que es (un tema) de seguridad nacional", dijo Trump durante un viaje en el avión presidencial Air Force One, de Montana a Dakota del Norte.
Trump dijo también que está considerando tomar medidas contra el diario, cuyas acciones cayeron poco después de sus comentarios, aunque luego operaron con una recuperacón de 0, 4%.
Más temprano, en un Twitter matinal el presidente escribió desde Montana que "el libro de Bob Woodward es un fraude".
"Yo no hablo de la forma en que se me cita. Si ese fuera el caso, yo no habría sido elegido presidente", escribió el mandatario, acusando a Woodward de utilizar en su libro "todas las artimañas posibles para degradar y despreciar".
La duda sobre la veracidad de las citas aportadas por este último es obviamente un debate crucial para evaluar la credibilidad del libro. En el texto, por ejemplo, el secretario general de la Casa Blanca, John Kelly, describe a Trump como un "idiota", y dice que es "inútil tratar de convencerlo de algo".
Trump tomó un ejemplo concreto del trabajo de Woodward para descalificarlo. A principios de esta semana, dijo que nunca había descrito a su secretario de Justicia, Jeff Sessions, de "retrasado" y "estúpido del Sur", como señala el libro. Además, dijo que nunca había usado la palabra "retrasado" contra nadie. Sin embargo, varias grabaciones lo contradijeron rápidamente, demostrando que sí había empleado el término en el pasado, en especial para describir a un periodista que había puesto en duda su talento como empresario.
La crisis en la que se hunde la Casa Blanca preocupa a los republicanos en su carrera hacia las elecciones parlamentarias de noviembre, en las que temen perder la mayoría en el Congreso.
Consciente de lo que está en juego, Trump está multiplicando sus viajes de campaña, incluso pese a que su presencia en la primera línea de batalla puede ser un arma de doble filo. El jueves pasado por la noche, en Billings, Montana, Trump mismo planteó el tema de su eventual destitución para estimular la movilización de su base electoral en el período previo a la votación. "Les gusta utilizar la palabra destitución", bromeó, incluso mientras sus oponentes demócratas siguen siendo muy cautelosos sobre este tema, a sabiendas de que puede ser contraproducente.
"¿Cómo se puede reclamar la destitución de alguien que hace un excelente trabajo, que no ha hecho nada mal? Nuestra economía está bien. ¿Cómo pueden hacer eso?", se preguntó.
En ese sentido, las cifras publicadas el viernes podrían darle un motivo para celebrar: la economía continuó su crecimiento en agosto, por encima de las expectativas de los analistas, y la tasa de desempleo se mantuvo en 3, 9%.
Mientras, se mantiene el misterio que rodea a la identidad del "alto funcionario de la administración" que escribió el artículo anónimo publicado en The New York Times.
En el artículo publicado por el The New York Times, titulado "Soy parte de la resistencia dentro de la administración Trump", un miembro del gobierno narró, bajo anonimato, como él y otros integrantes del staff de la Casa Blanca luchan contra "las peores inclinaciones" de un presidente con un liderazgo que califica de "mezquino", "impetuoso" e "ineficaz".
Según el diario, la Casa Blanca tiene una lista de 12 posibles sospechosos de ser el autor del artículo.
Es notable que Trump, que nunca pierde la oportunidad de tildar a los periodistas como "enemigos del pueblo", los aliente ahora a redoblar sus esfuerzos en sus investigaciones por ubicar al responsable del artículo. "¡Sería una buena primicia!", señaló.
Mientras el Muro de la frontera con México avanza, se levantan otros muros no lejos del despacho oval de la Casa Blanca
Asesor de Trump a prisión por mentir al FBI
Un asesor de política exterior de la campaña electoral de Donald Trump fue sentenciado a 14 días de prisión ayer viernes, por mentirle al FBI sobre contactos con rusos que desencadenaron una investigación sobre una posible colusión con Moscú. George Papadopoulos "mintió en una investigación que era importante para la seguridad nacional", dijo el juez federal Randolph Moss, quien también impuso una multa de 9.500 dólares y un año de servicio comunitario.
El "Estado en la sombra" que irrita a Trump
La misteriosa columna anónima contra Donald Trump alimenta la teoría del presidente según la cual una nebulosa de altos funcionarios actuaría de manera oculta para boicotear su mandato, un "Estado en la sombra". Desde hace dos días la expresión resuena con fuerza renovada en Estados Unidos con el presidente como principal portavoz. "Tal vez no se trate de un republicano, tal vez no se trate de un conservador, tal vez se trata de alguien que proviene del Estado en las sombras", dijo Trump en Fox News ayer. "El Estado en la sombra, la izquierda y su vector, los medios Fake News (Noticia Falsas), se están volviendo locos", escribió el en Twitter el presidente, que se indigna regularmente por las filtraciones. En su tribuna del miércoles, el anónimo "alto funcionario de la administración Trump" atacaba de frente esta teoría. "No se trata de un presunto estado en las sombras. Es obra del Estado estable", escribió, describiendo un gabinete que construyó un muro de contención en torno al presidente pare no aplicar sus órdenes o contradecirlas. Una descripción que coincide con otros testimonios sobre una Casa Blanca que sería un caos, como lo expresa en su último libro el respetado periodista Bob Woodward.
Esta semana un rotativo norteamericano publicaba un artículo escrito por un alto cargo de la Administración de Donald Trump, en modo 'anónimo', que describía la existencia de un grupo de funcionarios que trabaja en la Casa Blanca para frenar al presidente.Melania trabaja en la Casa Blanca. Ella podría ser el topo.
Si alguna vez ha caído en sus manos un libro titulado 'El curioso incidente del perro a medianoche', habrá conocido a Christopher, el protagonista de la historia, un niño autista con muchos problemas para relacionarse (no soporta el contacto físico), pero con una mente privilegiada para las matemáticas, la física y las fórmulas deductivas. Cuando el perro de su vecina aparece 'asesinado', atravesado por una palo, empieza su periplo detectivesco para adivinar quién ha sido a base de teorías simplistas de este tipo: “El perro de la señora Shears está muerto. El culpable puede ser alguien que odiaba al perro, alguien que quería ver triste a la señora Shears o un loco”. Y a partir de ahí empieza el descarte.
Esta forma de deducción sencilla pero efectiva lleva al protagonista a resolver no solo el curioso incidente, sino otro misterio aún más grande, que se irá descubriendo a medida que avance la historia y que no revelaremos para no estropear la historia.
Sin embargo, si cogemos las fórmulas deductivas de Christopher y lo aplicamos al curioso incidente del artículo publicado por 'The New York Times', podríamos acabar concluyendo que esa mano anónima que ha escrito el texto en el que Donald Trump no acaba bien parado podría ser obra de “alguien que odiaba a Trump, alguien que quería ver triste a Trump o un loco”. Y sabemos de alguien que podría encajar con al menos dos de esas descripciones. Y si nos apuran, con las tres.
El muro de Melania y su día a día
Mientras el presidente de Estados Unidos se ha emperrado, desde el inicio de su carrera política, en construir una gran muralla que separe a su país del vecino México, Melania, poco a poco y con pequeños gestos cotidianos (recogidos y magnificados por los medios de comunicación), ha ido construyendo su particular muro para distanciarse de su marido.
Desde su cara de infelicidad durante la investidura de Donald a aquella mudanza a la Casa Blanca por etapas (ella retrasó la suya por problemas de agenda con el colegio del hijo que ambos tienen) o el 'contigo no, bicho' que la exmodelo le espetó a su marido cuando se mudó. Michael Wolff, en su libro 'Fuego y furia: dentro de la Casa Blanca de Trump', aseguraba que dormían en habitaciones separadas: “Trump, de hecho, encontró que la Casa Blanca era irritante e incluso un poco aterradora. Se refugió en su habitación, separado de Melania. Era la primera vez desde Kennedy que un matrimonio presidencial no dormía en la misma habitación".
Todo falló al ganar Trump la presidencia
El mismo autor contaba que la gran esperanza de Melania con la carrera a la presidencia de su marido desde el principio fue que no ganara. Ella, como la mitad de su país y el 99% del resto del mundo (tal vez Putin fuera parte de ese 1% restante), tenía la seguridad de que Trump perdería las elecciones, se le pasaría el 'capricho' de llegar a la Casa Blanca y podrían volver a hacer sus vidas 'normales' de empresario tormentoso y mujer de empresario tormentoso. Alejados de los focos. Fuera de los titulares. Pero algo falló y Trump fue investido presidente.
Y es entonces cuando comienza el pequeño paseo por el infierno. Y también cuando la señorita Knavs, apellido de soltera de Melania, empieza su pequeña guerra de guerrilla: te quito la mano aquí, te hago un desplante allá, pongo cara de circunstancias acullá o me recreo cavando una fosa en el jardín de la Casa Blanca para plantar un árbol, lo que algunos interpretan como la fórmula perfecta para deshacerse de un presidente incómodo (“Ya me lo agradecerás, América”, rezaba el mismo).
Las comparaciones son horribles pero interesantes y, en ocasiones, fructíferas: las de Melania y Michelle han jugado siempre en desventaja para la eslovena. El papelazo desempeñado por la señora Obama ha conseguido eclipsar el papel que la señora Trump ha estado ejerciendo con continuas ausencias sin explicación alguna. Aunque muchas voces han apuntado a que el gran papelón de Melania está aún por llegar y el fantasma del divorcio podría estar sobrevolando la casa del presidente.
Melania, caballo de Troya : ¿llega el primer divorcio a la Casa Blanca?
Para terminar, volvemos al principio, a las fórmulas deductivas simplistas de Christopher: Melania ha desmentido que ella sea la mano negra detrás de ese artículo que habla de una resistencia dentro de la Casa Blanca para tratar de frenar los deseos de un presidente impulsivo. “Soy parte de la resistencia en la Administración Trump”, reza el texto. Y nadie mejor que Melania ha personalizado esa oposición discreta, callada, sibilina, desestabilizadora.