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Cuando miramos a la Luna vemos un mundo seco y estéril, y esa carencia de agua es todo un escollo para las futuras misiones de larga duración a nuestro satélite, por no hablar de una posible colonización. Pero desde hace algún tiempo sabemos que la Luna no es un mundo tan inhóspito ya que nos lleva guardando grandes reservas de este preciado elemento desde hace millones de años. Aun así, son muchas las teorías las que compiten a la hora de señalar cuánta agua podemos disponer en la Luna y como llego esta hasta ella, si procede de la misma formación o si llego a bordo de los cometas que han impactado contra su superficie.
Pero esta semana, Roman Tartèse y su equipo ha anunciado en la revista Geology que nuevos análisis de las muestras de suelo lunar demuestran que los basaltos del manto de la Luna lograron retener el hidrógeno del agua de la Tierra primitiva.
Según los autores, su trabajo ‘desafía el paradigma de una Luna 'seca', y argumentan que algunas partes del interior de la Luna son tan húmedas como algunas regiones del manto terrestre.’
Las teorías nos dicen que tanto la Tierra primitiva como Thea, el protoplaneta que choco contra ella hace 4.500 millones de años, tuvieron un mismo origen y se formaron a partir de los mismos elementos.
En la actualidad, sabemos que en el manto se esconde tanta agua como la que hay en todos los océanos juntos. Estos últimos hallazgos no hacen más que aumentar las probabilidades de que en la actualidad la Luna tenga a su vez un núcleo rico en agua.
Estos resultados prometen que en algún momento en el pasado hubo agua en el manto de la Luna, heredado de la ancestral proto-Tierra, que salió a la superficie en el magma, y quedó atrapado en los cristales llamados apatitas.
El estudio de la composición de la Luna y su relación con la Tierra puede ayudar a los astrobiólogos a entender cómo se formó y evolucionó el sistema Tierra-Luna, algo importante para determinar si la Luna jugo o no un papel primordial en la habitabilidad de nuestro planeta.
Pero saber cuánta agua ha sido capaz de retener y como podremos acceder a ella son temas para otros estudios en curso.
El trabajo de Roman Tartèse ha sido publicado en la revista Geology
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