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Autor: Fabrizio Tejada
No es la primera vez. Ni será la última. Decir que nuestros políticos son una vergüenza es casi una obviedad. Las elecciones de los miembros del TC, BCR y Defensor del Pueblo nunca han estado exenta de críticas y siempre hubo una cierta demora con respecto al tiempo límite que pone la ley para que el Congreso tome una decisión. Siempre se supo que había "repartija" entre los partidos políticos. Siempre cuando un partido asume el poder (especialmente la Presidencia) hay "repartija" interna entre los puestos de funcionarios públicos. Aquel que se aterre hoy de eso y no se le movió un pelo antes es una persona que no tiene ni la más remota idea de lo que sucede en la política de su país y se deja manipular por el primero que encontró que lee los diarios. Es totalmente comparable con toda la gente que, cuando se juntaron las 400 mil firmas para la revocatoria de Susana Villarán y los 40 regidores, dijeron que "la revocatoria es antidemocrática" cuando ya se había aplicado mil veces anteriormente en provincias y ni siquiera habían dicho nada antes.
Lo que más tirria da es la hipocresía de mucha gente. Porque muchos de los que fueron a la marcha del 22 de Julio y piensan ir a la del 27 fueron gente que votó al NO a la revocatoria por la sencilla razón de "vamos a tener 4 alcaldes en 3 años" o "no todo lo constitucional es democrático" o "está construyendo ciudadanía". Y estos mismos fueron los que se unieron a la voz de Vargas Llosa en contra del fujimorismo dando su "garantía" al actual presidente Humala. Votaron hablando "no al regreso a la dictadura" o "no al modelo extractivista". Son estos mismos los que dijeron NO al proyecto minero Conga en Cajamarca, que ha dejado a esta bella región en una situación de recesión y condenan a la pobreza crónica. Son estos mismos los que votaron a Toledo en el 2001 en nombre del "organizador de la marcha democrática de los 4 suyos" y a favor de la "reconciliación nacional". Son estos mismos los que votaron a Fujimori en el año 90 y ahora arremeten contra cualquier cosa naranja que ven por el simple hecho que él hizo lo que todo mandatario que recibe un país sumido en un caos social y económico tiene que hacer (y con esto no justifico el cercenamiento de derechos civiles y políticos, sino la lucha contra el terrorismo y la recuperación económica). Son estos mismos los que votaron a Alan García en el 85, y todos sabemos cuáles fueron las consecuencias. Y son los mismos que creyeron ciegamente que la solución al "problema del indio" era la expropiación y robo de las propiedades agrarias a favor de los campesinos, creyeron que con canales con contenido en quechua lograrían una mayor inclusión social y muchas necedades más.
Este 28 de julio, por esa razón, no será uno tan alegre para mí. Porque, a pesar de todos los progresos económicos y de ascenso social; a pesar de que nuestra gastronomía es admirada en todo el mundo; a pesar de que más extranjeros llegan a mi país para enamorarse de éste por los encantos de su gente y sus paisajes; hay gente que aún no creció. Y esto me demuestra una vez más que el Perú avanza más rápido que la mentalidad de nuestra gente, y eso algún día nos pasará factura, si es que no hacemos algo para remediarlo.