Por: Eugenio D´Medina Lora

Fuente: politico.pe

Cuando empezaba a destaparse la caja de Pandora de este gobierno con el descubrimiento de la casa blindada de López Meneses, algunos pocos avizoramos estar ante un régimen mafioso y corrupto que podría invalidar su legitimidad, aunque muchos analistas prefirieran ponerle pomada al asunto y ensayar toda clase de salvavidas al gobierno "para asegurar la gobernabilidad y la continuidad democrática (?)".

Hoy, ya no alcanza ni una quimioterapia para darle algo de salud a un régimen enfermo que va haciendo metástasis. Ni la potente cortina de humo del supuesto espionaje de Chile ni la pantomima del "diálogo con la oposición" lograron ocultar más allá de pocas semanas el rebalse de podredumbre del régimen que aflora con cada destape periodístico.

La lista de la DINI descubierta y probada ahora no es la lista de Schindler. No es exculpatoria sino incriminatoria. Buscaba contar con un banco de datos de personas para eventualmente utilizarlo contra ellas, en caso resultaran demasiado incómodas para el gobierno. ¿Qué otra cosa podía ser? ¿O es que también eran sospechosos de espionaje chileno? ¿Acaso querían enviarles tarjetas de Navidad? ¡Por favor! ¡Hasta cuándo la pomada!

Y nadie renuncia. Lo peor, sin embargo, no es esto, sino que debido al estado de coma del gobierno, al final la democracia es la que termina desprestigiada ante el ciudadano que ve cómo para algunos la impunidad es su única regla de vida.